Posteriormente interpretaría el mismo papel en los teatros neoyorkinos, trabajando junto con la actriz Helen Hayes. La obra logró mantenerse en cartelera durante tres años con bastante éxito. Una vez que logró cimentar cierta reputación en el escenario teatral, Price obtuvo su primer rol cinematográfico en la comedia de la Universal, “Service de Luxe” (1938), del director Rowland V. Lee. Gracias a su trabajo en dicho film, rápidamente la crítica lo sindica como una de las grandes sorpresas de la temporada, augurando un futuro prometedor para el joven actor. En aquella época, Price aprovechaba sus tiempos libres para seguir trabajando en el teatro, destacándose por su papel de villano en la obra “Angel Street”, de Patrick Hamilton. Si bien durante las décadas del treinta y cuarenta el actor no logró ubicarse en lo más alto del mundo hollywoodense, si obtuvo una serie de interesantes papeles secundarios donde por lo general interpretaba a personajes históricos. Su primer coqueteo con el cine de terror lo tendría en las cintas de la Universal, “Tower of London” (1939), donde compartió roles con Basil Rathbone y Boris Karloff, y en el film “The Invisible Man Returns” (1940).
Sería al interior de los estudios de la 20th Century Fox, donde Price comenzaría a llamar la atención de la audiencia y la crítica. Uno de sus roles más famosos lo tendría en el film noir “Laura” (1940), del director Otto Preminger. El actor declararía en una entrevista que a su gusto, “Laura” era una cinta casi perfecta, razón por la cual sin duda era una de sus favoritas. Sin embargo, en esa misma entrevista reconoció que si tuviera que rescatar un solo film de su carrera, sería el drama gótico “Dragonwyck” (1946). Según Price: “El papel de Dragonwyck fue muy difícil de abordar, debido a que se trataba de un personaje desquiciado, un monomaniáco, que no está consciente de su condición. Por esa misma razón fue todo un reto interpretarlo”. Aunque el actor trabajaría aproximadamente en 20 largometrajes más durante los cuarenta, ninguno obtendría la atención de los dos antes mencionados. Mientras trabaja en el cine, Price también tuvo tiempo para trabajar en radio, donde personificó al protagonista de la serie “The Saint”, Simon Templar, desde 1943 hasta 1951.
Con el tiempo, a Price le comenzó a interesar el trabajo tras las cámaras, por lo que en 1951 firmó un contrato con la RKO como actor y director (Sin embargo, él jamás dirigiría un film). Durante la década de los cincuenta, el advenimiento de la televisión le cambiaría drásticamente el rostro a la industria cinematográfica, lo que permitió que el actor accediera a roles más diversos. Esto le abrió las puertas al cine de terror, obteniendo el rol protagónico en el film “House of Wax” (1953), el cual si bien presentaba una historia y una ambientación más bien clásica, obtuvo un gran éxito debido a que fue rodada en 3D. Esto enseguida situó a Price como uno de los actores de moda, y en un referente inmediato del cine de terror. Al año siguiente, el actor volvería a participar en un largometraje filmado en 3D titulado, “The Mad Magician” (1954), el cual obtuvo buenos resultados a nivel de taquilla, pero se presentaba como un film inferior a su anterior éxito. Durante gran parte de la década, Price se dedicó a interpretar diversos roles en varias series de televisión, y tan sólo al final de esta volvió de lleno al cine de terror y ciencia ficción en cintas como; “The Fly” (1958), “The Return of the Fly” (1959), “House on Haunted Hill” (1959) y “The Tingler” (1959). En estas dos últimas estaría bajo las órdenes del director William Castle, el llamado rey del “gimmick cinematográfico”.
A principios de los sesenta, la American International Pictures, empresa la cual durante los cincuenta se había dedicado a asustar al público norteamericano con variadas cintas de bajo presupuesto, decidió gastar 300.000 dólares (lo cual era bastante para ellos en aquel entonces) para producir “The Fall of the House of Usher” (1960), la cual era una adaptación de la historia del mismo nombre escrita por Edgar Allan Poe. Tras haber contratado a Roger Corman para dirigirla, los productores escogieron a Vincent Price para interpretar el rol principal, sin pensar en que la cinta se convertiría en todo un éxito, marcando el inicio de una serie de adaptaciones de la obra de Poe que conservaría el núcleo creativo que estuvo a cargo de “Usher”; Price, Corman y el escritor Richard Matheson. El resto de las cintas que conformarían este ciclo son: “The Pit and the Pendulum” (1961), “Tales of Terror” (1962), “The Comedy of Terrors” (1963), “The Raven” (1963), “The Masque of Red Death” (1964) y “Tomb of Ligeia” (1965). Cabe mencionar que los dos últimos films del ciclo fueron rodados en Inglaterra, lo que traería una serie de curiosas consecuencias para el equipo de filmación. Como norma de la industria cinematográfica británica, solo permitían que un extranjero trabajara en las cintas filmadas en sus estudios. Debido a que tanto Corman como Price eran extranjeros, no pudieron contratar coestrellas norteamericanas para acompañar al actor en sus periplos por Inglaterra. Lo que es aún peor, si el trabajo era realizado por algún técnico norteamericano, ellos obligatoriamente debían adjudicárselo a algún técnico británico para así evitarse problemas.
Más allá de este peculiar hecho, todo el ciclo de adaptaciones de Poe fue un éxito, y le permitió a Price demostrar su versatilidad como actor, ya que algunas de estas cintas estaban bastante ligadas al género de la comedia (es el caso de “The Comedy of Terrors” y “The Raven”). Además de exhibir su gran talento en la pantalla grande, Price aprovechaba cada ocasión que tenía para demostrar que también era un tipo divertido fuera de la pantalla. En una ocasión, reemplazo su propia figura de cera en un museo de Los Ángeles, con el fin de lanzarles agua con una jeringa a los visitantes. Con referencia esto, el actor recordaría en una entrevista: “Encuentro todo divertido, y creo que yo soy lo más divertido de todo. No significa que sea un comediante, pero cada vez que me tomo las cosas demasiado en serio me tengo que reír… eso me ayudó a lidiar con muchos de los horribles films en los que trabaje”. Y es que precisamente a Price le tocó participar en muchas películas mediocres, siempre por diversas razones, ya sea contractuales o financieras (“Confessions of an Opium Eater”, “Dr. Goldfoot and the Girl Bombs” y “House of a Thousand Dolls”, solo por nombrar algunas).
Afortunadamente para Price, su calidad como actor le ayudó a salir de pie cada vez que tuvo que lidiar con este tipo de asignaciones. De hecho, la reputación del actor entre sus seguidores continuó creciendo gracias a sus roles en films como “Witchfinder General” (1968), “The Abominable Dr. Phibes” (1971) y “Theater of Blood” (1973). A través de los años, Price también se dio el tiempo para participar en diversas series de televisión (recordado es su rol de “Cabeza de Huevo” en la serie “Batman”), crear el departamento de arte de Sears Roeburk, y escribir varios libros relacionados con el arte, la cocina y su perro Joe. A principios de los setenta, el actor grabó una serie de lecturas dramáticas de algunos poemas e historias cortas de Edgar Allan Poe, convirtiéndose en aquel periodo en el lector mejor pagado de Norteamérica. En el verano de 1977, participaría en una obra de teatro llamada “Diversions and Delights”, en la cual personificaba a Oscar Wilde. La obra, que solo contaba con él en escena y estaba situada un año antes de la muerte de Wilde, estuvo en cartelera durante dos años, gozando de un increíble éxito.
Eventualmente, el actor se comenzaría a alejar de cine cuando se percató que la mayoría de los roles que le ofrecían eran burdos y sin sentido. Fue entonces cuando a petición del mismísimo Michael Jackson, Price prestó su voz para oficiar de narrador en el video musical de “Thriller”. Con respecto a esto, el actor recordaría en una entrevista; “Mis amigos pensaban que me había vuelto loco, pero a mí me encantan los experimentos”. Ese mismo año, participó como narrador en el cortometraje animado de Tim Burton, “Vincent” (1982), el cual en gran medida no es más que un homenaje del realizador a uno de los ídolos de su infancia. Al año siguiente, Price se reuniría con Christopher Lee, Peter Cushing y John Carradine, para filmar “House of Long Shadows” (1983), cinta que con los años cobraría importancia por reunir a cuatro grandes del cine de horror a nivel mundial. Curiosamente, uno de sus últimos roles importantes sería en el film de la Disney, “The Great Mouse Detective” (1986), donde le daría voz al profesor Ratigan. Ya para esta época, era más común ver a Price en el medio televisivo que el cinematográfico, llegando a participar incluso en algunos comerciales de una marca de cloro.
En 1989, Price fue agregado al paseo de la fama de St. Louis, debido a la contribución cultural que este había realizado dentro de los Estados Unidos. El último rol significativo del actor lo tendría en la cinta de Tim Burton, “Edward Scissorhands” (1990), donde interpretaría a un inventor y padre del protagonista. Fue aquí cuando la salud de Price comenzó a decaer, y pronto el octogenario actor se vio obligado a recluirse en su casa ubicada en Sunset Hill. Durante sus últimos días de vida, era común que algunos de los viejos amigos de Price, como por ejemplo la actriz Hazel Court, lo visitaran al menos una vez a la semana. La misma actriz declararía en una entrevista que “dos semanas antes de su fallecimiento, él le compró un cuadro a un joven artista. Creo que eso no hacía más que definir como era él; un hombre que hizo lo que creía correcto hasta el final”. El 25 de octubre de 1993, fallecería en Los Ángeles víctima de un cáncer pulmonar. Solo veinte personas fueron invitadas a su funeral; sus cenizas, su sombrero de paja y un ramo de flores fueron lanzados al mar por sus tres hijos.
De manera lamentable, en aquella época fueron muchos los medios de prensa que a la hora de tributar la figura de Vincent Price, solo se centraron en sus roles ligados al cine de terror, dejando de lado completamente su trabajo en el teatro, la radio y la televisión, entregándole a la gente una imagen distorsionada e incompleta de un artista polifacético. Price además de ser un gran actor que representó toda clase de papeles, era también un excelente cocinero, lo que lo llevó a publicar varios libros de cocina. A esto se le sumaba su inconfundible voz, que lo ayudó no solo a obtener diversos trabajos en la radio, sino que también le otorgó una estampa pocas veces vista en el cine. Pese a que en muchas ocasiones trabajó con consagradas estrellas del cine de terror como Boris Karloff, Peter Lorre y Basil Rathbone, entre otros, Price supo eclipsarlos y presentarse como la nueva estrella del género del horror. Fue de esta forma que el actor dejó para siempre plasmado en la mente de los cinéfilos sus 191 centímetros de altura, su porte severo, su fino bigote, su perversa y socarrona voz, y su timbre de voz grave. La vida y obra de Price bien pueden resumirse con una de sus frases más celebres: “A veces creo que personifico el inconsciente oscuro de la raza humana… Sé que suena mal… pero me encanta”.
por Fantomas.