Viñetas para la historia (III). Terry and the pirates. 29 de diciembre de 1946

Publicado el 23 febrero 2011 por Juancarbar
Con la página dominical publicada el último domingo del año 1946, Milton Caniff ponía punto y final a su labor artística en la serie que él mismo había comenzado hacía más de una década y con su marcha la magia de Terry and the pirates desaparece por completo a pesar de la continuación de la misma a manos de George Wunder. Esta última plancha nos regala uno de los mejores finales que se han podido leer en las páginas de un tebeo y es una muestra perfecta de lo que fue su desarrollo.La trama del último relato escrito por Caniff se desarrolla en Indochina y nos presenta a una Jane Allen que se ha trasladado a la zona en un desesperado intento de conseguir alguna prueba que le demuestre que su amado “Snake” Tumblin no murió durante el ataque japonés contra uno de los transportes de tropas comandados por Terry Lee. Los dos personajes comienzan a sentirse atraídos mutuamente en cuanto vuelven a encontrarse aunque el desarrollo de la historia se verá precipitado al descubrir Jane un antiguo recorte de periódico en el que aparece la figura de un hombre que recuerda demasiado a Tumblin. Gracias a las pesquisas de Terry Lee se averigua que el periódico fue impreso en Australia, posiblemente en el interior de un campamento militar de posguerra. Inevitablemente Jane tendrá que volar a Australia sin demora con la intención de buscar alguna prueba que demuestre que su amor no murió en aquel desastre aéreo. La escena que remata la historia nos cuenta la despedida de los dos protagonistas, que es el adiós de la serie misma a manos del autor que la concibió.La secuencia transcurre sin necesidad alguna de diálogos. Los pinceles de Caniff lo dicen todo de una forma magistral, sugiriendo el dramatismo de una separación entre dos personas que no podrán encumbrar su amor debido a una causa que está por encima de ambos. Y a pesar de que esas dos personas logran mantenerse incólumes durante unos segundos, la pasión les hace ceder un instante a un primer y último beso que con el tiempo se hará eterno, pues les demuestra lo que nunca podrá ser. En la última viñeta un Terry cabizbajo se aleja de la escena bajo el cielo nublado de Indochina, dejando únicamente tras de sí las huellas de sus pisadas sobre la nieve. A su izquierda, un cartel anima a olvidarse del viejo año que ya termina.MhBeyle, desde El arte secuencial .