Fue a mediados de los 80, tenía no mas de 16 años, y comenzaba a coleccionar discos de marcada tendencia sesentera, grupos vocales, Rock clásico, algo de Soul... por aquel entonces, embebido en la cultura rocker, solía descartar los discos cuyas imágenes no fuesen lo suficientemente "oldies" (menos mal que eso cambió pronto). Inmerso en mi constante búsqueda de discos, una mañana me encontré observando una inquietante portada, una sencilla foto, una joven a contraluz, pantalones de pata de elefante, melena suelta con ralla al medio, y un gato en primer plano. Una imagen bucólica digna de una ilustración de Norman Rockwell, aunque era sugerente, aquello me parecía muy hippie (lo asocié a Joan Baez, que no me gustaba mucho, pero ¿que queréis?, tenía 16 años!). Sin embargo el nombre de aquella chica me sonaba, Carole King, yo conocía ese nombre!, sabía que era una de las compositoras del mítico Brill Building de NY, y que junto a su socio y marido Gerry Goffin habían compuesto parte de los éxitos de la década de los 60 ("Will You Love Me Tomorrow", "Take Good Care of My Baby", "Some Kind of Wonderful", "Chains", "The Loco-Motion", "I'm into Something Good"...)" estaba en los créditos de muchos de mis discos, sólo por eso ya merecía todo mi respeto y admiración. Al llegar a casa, y tras la ineludible liturgia (limpiar disco con paño, soplar aguja, y colocar con absoluta precisión), me dispuse a disfrutarlo mientras investigaba su contraportada... Chafón tremendo, no sonaba ni por asomo a lo que esperaba, fui pasando de corte en corte en busca de algo excitante ¿tal vez era otra Carole King?, ¿una coincidencia de nombres?, lo descarté (demasiado) rápido, y a otra cosa mariposa, creo recordar que también había comprado una recopilación de los Four Seasons, que volvió a poner todo en su sitio y aquel vinilo esperó pacientemente a que mi oído madurara...
Pasaron dos o tres años, una fría tarde de invierno me encontraba en casa, dibujando en mi estudio, el disco que escuchaba se había terminado y buscaba entre los estantes otro que me inspirara, el montón se abrió justo donde se encontraba aquel "Tapestry", yo había ampliado mis gustos, y casi no recordaba por que lo descarté, así que decidí darle otra oportunidad. Algunos discos esperan pacientes "su momento", ese en el que tu ya estás preparado para él, en nuestro llegó justo aquel día. Desde el comienzo fue como una catarsis, descubrí un álbum melódico y sentimental, maravillosamente arropado por la voz desnuda y natural de una gran artista, y ese omnipresente piano!, un disco repleto de positivismo y melancolía, un sonido demoledor y directo que me caló profundamente. Había dejado de buscar temazos en los discos,y adquirido la costumbre de escucharlos calmadamente, sin saltarme nada, intentando conectar con su esencia, y curiosear los créditos sólo al final de la escucha. El comienzo fue brutal, "I feel the earth move" un eufórico temazo pop que abruma por su sencillez, un ritmo brillante, irresistible, que roza la obscenidad. El disco se convierte en una montaña rusa sentimental, los temas que conforman este "tapiz" (tapestry, en inglés) son el espejo del cambiante estado de ánimo en una relación afectiva, aunque marcadamente melancólico, en ningún momento se vuelve empalagoso o blando.
Descubrí que ya conocía algunos de aquellos temas,"It’s too late" era una de las canciones que me solían rondar por la cabeza a menudo, y ni siquiera sabía que lo tenía. Una triste balada, resignado canto al final del amor, y rabia descarnada condensadas en frases que, aún sin dominar mucho el inglés, se clavaban en mí como puñales, un inesperado número uno que cosechó un montón de premios y situó a Carole King entre las grandes artistas femeninas de su generación, pioneras de un nuevo modelo de cantautoras como Joni Mitchel, Joan Baez, o Carly Simon, cuyo éxito sin precedentes abrió las puertas a futuras generaciones de artistas. Pero posiblemente la canción mas conocida era "You’ve got a friend" (una canción que se suele atribuir erróneamente a James Taylor, quien colaboraba con King desde "Writer" (1970) fracasado debut de Carol como cantante tan solo un año antes), un destacado tema, himno a la amistad sincera y sin condiciones, lleno de emoción, en el que colabora vocalmente Taylor, a quien su autora había regalado para su disco de ese mismo año "Mud Slide Slim" (cuentan las malas lenguas que tras el divorcio de Gerry Goffin, y mudarse de New York a Lauren Canyon, Carol comenzó un intenso romance con Taylor, cuya ruptura sería el eje central de "It’s too late").
Incluso en los momentos bajos del disco, “Tapestry” rebosa quilates por cada uno de sus cortes. Para su carrera como cantante, King decide recuperar algunas de sus composiciones de mayor éxito, para alejarlas del espíritu teenager e impregnarlas de esas emociones a flor de piel, llenas de matices, que dominan todo el álbum. Una de ellas fue "Will you love me tomorrow", tema popularizado por the Shirelles en 1960, y compuesto junto a Gerry Goffin en la misma brillante época en que Neil Sedaka le dedicó aquel mítico "Oh Carol!" el resultado es una desgarrada interpretación, algo almibarada sí, pero enternecedora y personal. Pero el verdadero reto estaba en la colosal "(You make me feel like) A natural woman", un elocuente alegato sexual femenino, coescrita también junto a su ex marido, e inmortalizada para la historia por la portentosa voz de la Reina del Soul de Memphis, Aretha Franklin. Carole King era consciente de sus limitaciones vocales, y emular a la gran Aretha, era poco menos que un suicidio profesional, por lo que decide suplir su falta de registros por pasión, emoción sincera y una escalofriante capacidad de trasmitir emociones desde la desnudez vocal y la sencillez interpretativa, que llega a poner la piel de gallina en algunos momentos.
Puede que “Tapestry” sea uno de los mejores discos sentimentales de la historia, una pequeña obra maestra que marcaría una pauta a seguir en posteriores producciones discográficas. Dominada por la calidez de su piano, y la personal voz de la King, que desde la naturalidad y la humildad, con una instrumentación básica, y sin muchos arreglos de post-producción, se concibe casi como un concierto acústico, de ese modo conquista terrenos emotivos nunca explorados. Un disco casi conceptual, de gran entidad, en busca de una línea coherente y elaborada, un un puñado de grandes canciones, partes de un tapiz, un concepto de obra general, lleno de oportunidades creativas, alejado del concepto de Lp creado como excusa para reunir singles. Grupos como The Beatles con su “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, The Beach Boys con “Pet sounds” o Jimi Hendrix con “Are you experienced?” supieron ver las posibilidades del LP como obra global. Sin despreciar ningún trabajo anterior, este nuevo concepto nos trajo los grandes discos del siglo XX. Discos como al que pertenece nuestra elección de hoy, uno de esos Lp's que merecen ser llamados imprescindibles, y que no debería de faltar de ninguna colección, o discoteca que se precie. Un sobrecogedor disco que, a pesar de haberse grabado en 1971, continúa manteniendo vigentes todos sus hallazgos, alejado de los sonidos que con el tiempo quedaron desfasados, y cuya mayor virtud es la sinceridad y la música, sin mayores artificios... Disfrutarlo a fuego lento, es una verdadera maravilla....