Me gusta conocer todos los extremos de las expresiones, de las posiciones que llevan a alguien a abanderar un movimiento popular que topaba con un gigante de la producción del vino y al tiempo asumir que una parte importante de tus vecinos esta en desacuerdo contigo. Porque Mondavi traía dinero, mucho dinero, en forma de empleos, de reforma, de futuro... ¿a que precio?. Un debate que se dio en Aniane y que venia motivado por aquella negativa feroz de A. Guibert a ver como se modificaba de forma irreversible su entorno, en entorno de su viñedo tan especial tan particular.
Así que este pasado viernes noche me decidí a abrir una botella de ese Mas de Daumas Gassac por el que Aime Guibert lloraba al explicar como la viña y el suelo del Languedoc le ofrecían esta joya. "Exagerado", diréis muchos.... no lo se. No tengo hijos ni he conseguido que arraiguen aún las 40 plantas que tenemos al lado de la casa de mi padre pero después de probar este Daumas entiendo un poco al señor Guibert.
En lo grueso, este tinto de 2006 es un 80% Cabernet Sauvignon y el 20% restante lo componen una pléyade de 30 variedades distintas, donde encontramos Cabernet Franc, Malbec, Merlot, Syrah, Tannat, Petit Verdot, o Carmenere entre otras. Es tal la complicación, tal el cumulo de olores y sabores que me resulta difícil describir este vino. Tardo en abrirse a 17 grados, pero es suave en boca, elegante, fácil pero con carácter. Un vino sensato y tradicional, de estructura compleja y que a cada instante daba una nota, una especia, una menta, fruta roja, suaves tostados. Vino con mayúsculas que me dejo claro cuanto de importante, que peso real tiene en un gran vino el hecho real de su nacimiento y de quienes son sus padres. Me ha gustado mucho. Valió la pena la batalla Sr. Guibert.