A veces le meten a uno en buenos berenjenales, vas a tomar una birra y te encuentras cenando con varias personas y encima no conoces a la mitad de ellos. Llega el momento de pedir el vino y te dicen: elige tu que eres el que entiende. Y ahí estás buscando un vino, que te guste, y que creas que le puede gustar a gente de la que no sabes nada, y de paso, ya que estamos, pues intentar probar algo que no conozcamos. El dilema ¿Pido lo que realmente pediría para mi, o mejor algo ajustado de precio aunque interesante? Pues me decanté por la segunda opción, dado que entiendo no todo el mundo está dispuesto a pagar 30€ por una botella de vino en un restaurante, aunque el local sea de los que ajustan bastante los precios. Así que en nuestras manos nos encontramos con este Guímaro joven Mencía del 2014.
Mencía de la D.O. Ribeira Sacra, muy cubierto, con nariz atrayente, mucho chocolate, fruta, nos sorprendió un pequeño toque de lácteo, curioso en verdad. En boca es alegre, de paso muy fácil, de estos vinos que te pispias la botella sin enterarte. Es alegre, para tomar entre amigos y divertirte bastante, y de paso beberte unas cuantas cajas pues es en verdad mencía pura gallega, sin aristas y sin astringencias.
Al final este Guímaro 2014 hizo bien la función, gustó a todos los comensales de la mesa, pero no me gusta elegir vino para gente que no conozco, es bastante difícil la verdad, porque casi todo el mundo dice que no entiende, pero luego mete la nariz y la boca y empiezan con lo de no me gusta, está amargo, o eso tan maravilloso de: "Anda si este vino no rasca..." En fin seguiremos sufriendo en momentos como estos, mientras tanto, nosotros damos las gracias a Pedro M. Rodríguez Pérez por elaborar unos vinos a tener muy en cuenta.
Otro vino del que os hemos hablado es su Guímaro Finca Os Capellinos 2011 y fue una pasada (enlace aquí)