Vinos del Grupo Marqués de Murrieta

Por Smiorgan
El pasado día 30 de Noviembre tuvimos la oportunidad de asistir a una de las mejores catas a las que he ido últimamente. Organizada por la Asociación de Sumilleres y Enófilos de la Ciudad de Alicante tuvo lugar en Bodega Selección una cata de algunos de los mejores vinos del grupo Marqués de Murrieta, incluido el recientemente bendecido Castillo Ygay Blanco 1986, al que Luis Gutiérrez otorgó 100 puntos para la publicación de Robert Parker. La cata estuvo dirigida y comentada por Antonio Barrios, director comercial de Marqués de Murrieta, quien nos transmitió la historia del grupo y su filosofía en cuanto a viticultura y elaboración. Antonio tiene una buena capacidad de conectar con los asistentes, lo que nos permitió debatir sobre temas como los negativos derroteros de las dos principales DO de vinos blancos de España (Rueda y Rías Baixas) o sobre eso que se ha dado en llamar "vinos de autor" o "vinos de alta expresión", que para mí significa: "vamos a coger uvas casi sobremaduras, hacer fuertes extracciones, largas maceraciones y crianzas en madera nueva... y a echarles un chorrito de Cabernet Sauvignon. ¡Voilà, un vino moderno!". El Castillo de Ygay fue construido por Don Luciano de Murrieta a mediados del siglo XIX, siguiendo el modelo de los Châteaux bordeleses, y allí se empezó a elaborar el primer vino fino de Rioja, Marqués de Murrieta, en 1852, aplicando técnicas bordelesas de elaboración y crianza. La finca Ygay, origen de los vinos riojanos del grupo, tiene unas 300 Ha de viñedo rodeando el castillo, plantado con  Tempranillo, Garnacha, Mazuelo, Graciano, Cabernet Sauvignon y Viura, lo que permite a la bodega un control total de la viticultura, que actualmente es integrada, buscando el máximo respeto por el terruño y con la mínima utilización de tratamientos sistémicos químicos, utilizándose por ejemplo la confusión sexual para el control de plagas. El Pazo de Barrantes está situado en el Valle del Salnés, y es propiedad de la familia del Conde de Creixell desde 1511. La finca cuenta actualmente con 13 Ha de viñedo rodeando el pazo, plantadas en su totalidad con Albariño, y elabora entre 180000 y 200000 botellas. En 1983, la familia Cebrián, propietaria de Pazo de Barrantes, adquiere la bodega riojana, y nace el grupo Marqués de Murrieta, que elabora actualmente tres tintos, tres blancos y un esquivo rosado de baja producción, además de la nueva estrella Ygay Blanco, que se ha elaborado sólo unas 11 veces en los más de 100 años de historia de la bodega riojana. Para esta cata, Antonio nos presentó 5 vinos, intentando reflejar todo el abanico de estilos que elabora el grupo. Empezamos con Pazo de Barrantes 2015 (DO Rías Baixas, blanco con reposo con sus lías, 100% Albariño, Pazo de Barrantes). Vendimia manual en cajas de 18 Kg, despalillado, prensado suave y lento, fermentación en inox con temperatura controlada a 10ºC durante 30 días y reposo con sus lías finas durante 3 meses, para ser embotellado tras un suave filtrado. El resultado es un vino de color amarillo pajizo pálido con reflejos color oro claro, muy bonito y brillante, mostrando cierta densidad al agitar la copa. En nariz revela inicialmente piel de manzana reineta, que va dando paso a pera madura, ciruela claudia y albaricoques, y que con tiempo en copa empieza a mostrar el carácter de las lías y a dejar entrever aromas cítricos. En boca es un vino graso, amargoso, frutal, con una acidez viva, que en el postgusto deja largos recuerdos de pera y manzana. Un albariño de corte comercial, pero serio, bien elaborado y muy gastronómico, y que aún necesita al menos un año de botella. En el orden de cata propuesto por Antonio siguió un tinto, Marqués de Murrieta Reserva 2011 (DOCa Rioja, tinto con crianza, 89% Tempranillo, 5% Mazuelo, 4% Graciano, 2% Garnacha; Marqués de Murrieta). El vino emblema de la bodega, elaborado tras vendimia manual, despalillado y estrujado, fermentación por separado de cada variedad en inox y con control de temperatura con un encubado de 8 días durante el que se realizan remontados y bazuqueos; prensado suave tras el descube y crianza de 20 meses en barrica de roble americano, siendo al menos 8 meses en barricas nuevas; tras el embotellado, mínimo de 12 meses de crianza antes de salir al mercado. Tenemos un vino de color picota de buena capa, brillante y limpio, con un ribete donde aún asoma el violeta. Aromas de buena intensidad, destacando a copa parada los tostados y las maderas finas, que van dando paso poco a poco a la fruta negra muy madura, café torrefacto, regaliz y balsámicos; tras una buena aireación se va conjuntando y haciendo más elegante. En boca tiene un ataque marcado por la madera, con una buena acidez y un final aún secante, dejando por vía retronasal recuerdos tostados y de fruta madura. Es un vino aún muy joven, que necesita tiempo de botella y mucha aireación para mostrar todos sus detalles. Un buen vino, algo alejado del carácter más clásico de añadas como 2005 y 2006, y que sigue la línea marcada a partir de la añada 2007. Creo que puede evolucionar muy bien. Pasamos a catar otro blanco nacido en La Rioja, Capellanía 2011 (DOCa Rioja, blanco con crianza, 100% Viura, Marqués de Murrieta). Se elabora con frutos procedentes de la finca Ygay, en una parcela situada a 485 metros de altitud. Vendimia manual, estrujado y prensado, fermentación en inox a 10ºC y crianza de 15 meses en barricas de roble francés nuevo. Viste de color amarillo dorado pálido, muy bonito y brillante. La nariz es fresca, rica en fruta de hueso, fruta blanca muy madura y notas ahumadas. El paso por boca es fresco, algo graso, mínimamente secante y con un final muy agradable. Me pareció un gran Capellanía, menos complejo y menos marcado por la crianza que añadas anteriores como 2005 y 2006. Un cambio de estilo que comenté con Antonio, y con el que estuvo de acuerdo, aclarándome que se debe sobre todo a un cambio de barricas. Creo que es un paso hacia un estilo más comercial, que indudablemente abre el abanico de potenciales consumidores, quizá a cambio de perder algo de la personalidad que tenía. De nuevo, un vino muy de comer. El siguiente vino es el resultado del interés del grupo en elaborar un vino de corte más moderno, más en la línea de los anteriormente mencionados "vinos de autor". Con frutos procedentes del pago Canajas, viñedos centenarios de la Finca Ygay plantados en suelos arcillo-calcáreos a 465 metros de altitud, y tras aclareo de racimos que limita la producción a 1 Kg por planta y con estricta selección, se elabora Dalmau 2012 (DOCa Rioja, tinto con crianza, 70% Tempranillo, 155 Cabernet Sauvignon, 15% Graciano; Marqués de Murrieta). De nuevo vendimia manual, fermentación de cada variedad por separado durante 11 días, el Tempranillo en depósitos pequeños de acero y el Graciano y el Cabernet en pequeños tinos de roble, y crianza de 19 meses en barricas nuevas de roble francés Allier. Con estos mimbres se teje un vino de color picota muy cubierto e intenso, con bonito ribete rubí. Nariz intensa, con aromas de madera de cedro, pimienta negra, fruta más roja que negra, incienso y recuerdos de cantos rodados. En boca es seco, con una acidez muy viva, tanino potente, buena presencia de fruta en retronasal, denso e intenso, con un final elegante. Muy bonita evolución en copa hacia aromas de toffee y café con leche. Un vino de calidad, con mucha presencia, potente, que creo que maridaría muy bien con caza de pelo y con chocolate con sal, y que con años de botella puede evolucionar hacia una complejidad muy interesante. Terminamos la sesión con la vedette principal de la noche, el vino que todos queríamos probar, al que acababan de premiar con esos 100 puntos, lo que lo ha puesto en boca de todos, y que ha hecho que su precio sea inalcanzable para la mayoría de los mortales. Las uvas proceden del pago Capellanía, situado en la finca Ygay, a unos 485 metros de altitud. La vendimia tuvo lugar en los primeros días de Octubre y fue lenta y progresiva, buscando siempre la óptima madurez de la uva, que mostraba para la Viura una elevada acidez y una graduación potencial de 13,5º. Los racimos enteros fueron estrujados y posteriormente prensados en prensa vertical de doble husillo, para posteriormente fermentar en tinos de roble americano. Reposó guardado en las profundidades de la bodega durante 252 meses en barricas de roble americano, y posteriormente durante 67 meses en depósitos de hormigón, para ser embotellado finalmente en Enero de 2014. Se elaboraron sólo 8125 botellas de Castillo Ygay Blanco 1986 (DOCa Rioja, blanco con crianza, 97% Viura, 2% Malvasía; Marqués de Murrieta). Este vino, ya de leyenda, tiene un color amarillo alimonado intenso muy bonito, con preciosos reflejos color oro; ya te conquista por la vista. Al acercar la copa a la nariz sin agitación previa, aromas yodados y tostados que se despliegan con elegancia; tras agitar van apareciendo amielados, flores secas, avellanas, frutas blancas, y tras ir evolucionando en copa, especiados. Al probar el vino, la sorpresa en forma de acidez tremendamente viva y cítrica, inesperada para mí en un vino sometido a esta crianza; despliegue de frutas, grasa, densidad; llena completamente la boca y se queda durante mucho mucho tiempo, dejando aparecer incluso al final algunos anisados. Yo no sé de puntuaciones, ni sé lo que es un vino perfecto, pero sí sé que este Castillo Ygay Blanco 1986 es una maravilla de vino, espectacular, que necesita años de botella para desplegar todo el potencial que tiene, que creo que puede evolucionar hacia una deliciosa aparición de miel, orejones y demás. Sencillamente impresionante. Una gran sesión de cata, en la que disfrutamos de muy buenos vinos, muchos de ellos aún en pañales y necesitados de tiempo de botella, y de un vino de quitarse el sombrero, que me gustaría poder volver a probar dentro de unos 10 años. Gracias a Antonio Barrios por dirigir la cata y hacerla instructiva, entretenida y favorecer un dialogo enriquecedor.