Revista África

Violaciones en el Congo: Demasiado fácil culpar a Naciones Unidas (Por Nanjala Nyabola)

Por Aurora Moreno Alcojor @Alcojor

Traduzco este artículo aparecido en The Guardian y escrito por  Nanjala Nyabola, estudiante Kenyata en la Universidad de Oxford. No dice nada nuevo, pero es importante recordar lo que dice.

“No hay suficiente formación que te prepare para el momento en el que una noticia detallando la violación de cerca de 200 mujeres y cuatro niños pequeños se pone sobre tu mesa. Los rebeldes ruandeses de la FDLR [hutus] y de la milicia local Mai Mai, asediaron la ciudad Luvungi, en Kivu Norte, en la frontera este de la República Democrática del Congo. Naciones Unidas estima que 154 civiles fueron asaltados durante cuatro días y que la entera ciudad fue tomada como rehén.
Esta parte de la RDC no es ajena a la violencia, habiendo sido testigo de todo tipo de conflictos desde las luchas de pre independencia entre belgas y alemanes. Hoy, varios grupos armados, que cuentan con multitud de extranjeros entre sus tropas, aterrorizan a las comunidades locales y han contribuido a crear una de las mayores concentraciones de personas desplazadas en el mundo.
(…)
Yo misma me pregunto de quién es la culpa de que esto haya sucedido? Luvungi se sitúa a menos de 20 millas de uno de los cuarteles de la ONU: ¿cómo puede suceder esto tan cerca de las milicias de la Monusco? ¿Como puede pasar cuando Monusco es, con diferencia, la mayor presencia de Naciones Unidas en el mundo? ¿Qué supone este fallo para la viabilidad de la misión y su plan para abandonar el país en menos de dos años?
Un enviado de Naciones Unidas ha dicho que las tropas no podían haber prevenido el ataque porque no sabían que estaba pasando y la ONU ha convocado una sesión de emergencia del Consejo de Seguridad para discutir cómo responder a la violencia. Está claro que Naciones Unidas tiene muchas cosas que responder –particularmente, a las mujeres que han sido asaltadas, así como a la RDC y la comunidad internacional, que apoya su trabajo- y necesita solucionar los fallos sistemáticos que están permitiendo a eventos tan terroríficos tengan lugar bajo su supervisión.

 

Sin embargo, es importante resistirse al reflejo rutinario de centrarse sólo en los fallos de la ONU.  Es cierto que la misión de la ONU en la RDc ha sufrido serios problemas, desde los soldados envueltos en contrabando y la prostitución de menores hasta la impotencia general para enfrentarse a lo que, sobre el papel, debería ser un oponente fácil. Pero (…) es importante recordar que los fallos de la misión de paz ocurren en un contexto social, político e histórico muchos más amplio. Es la evolución de un conflicto que ha sido ignorado y permitido durante décadas, con muy poco interés hasta la actualidad. Es la culminación de los intereses nacionales y extranjeros que anteponen la acumulación de riqueza y de compañeros geoestratégicos sobre la creación de un gobierno estable. Esta es la cara fea de un capitalismo brutal que durante muchos años ha privilegiado la extracción de riquezas minerales sobre la seguridad de las personas. Naciones Unidas falla, sí, pero sólo porque opera dentro de un contexto en el que el fracaso garantiza más ganancias por unos pocos a costa del infortunio de muchos.
Nuestro instinto final debería ser preguntarnos qué se puede hacer. Es imperativo que no sucumbamos al abrumador sentido de impotencia que llevan implícitos tales actos de crueldad. Mientras los líderes globales pierden de vista su obligación moral para (…) prevenir futuros eventos similares, es crítico que los ciudadanos de a pie permanezcan comprometidos y continúen presionando a los gobiernos y a los actores de la sociedad civil para mantener la seguridad de las personas de la RDC en la agenda nacional e internacional.


Publicado el 26 de agosto en The Guardian. Ver aquí el artículo original


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