MARYCLEN STELLING.
Creíamos haber conjurado las voces agoreras que, desde hace una década, anuncian una inminente confrontación violenta en el país Creíamos haber conjurado las voces agoreras que, desde hace una década, anuncian una inminente confrontación violenta en el país. William Ospina, escritor colombiano, recientemente elogiaba el carácter pacífico y democrático del proceso emprendido por Chávez, destacando que “alguien ha venido a demostrarnos que la democracia puede ser un instrumento de transformaciones reales”. Bastaron unas elecciones y unos resultados electorales bastante parejos para que la violencia en sus diferentes facetas comenzara a corroer la paz y la convivencia democrática. Previo al acto electoral los sectores de oposición, el candidato y los medios que lo apoyan ya anunciaban una estrategia de desconocimiento político-electoral y la deslegitimación del ente rector. Conocidos los resultados, curiosamente se impone un triunfalismo en el campo opositor perdedor vs un “triunfo de vaina” en el sector bolivariano, que se traspapela en la procura inmediata de “chivos expiatorios”. La estrategia anunciada de desconocimiento de resultados por parte de la oposición claramente persigue generar una crisis de legitimidad y gobernabilidad, además de que abre las puertas a una escalada de la violencia. El Gobierno, conminado a responder a la crisis electoral que se internacionaliza, la desobediencia civil y las diferentes manifestaciones de violencia, se ve obligado a posponer el análisis profundo de las condiciones político-ideológicas, económicas, sociales, etc., que condicionaron tanto los resultados del 14-A como el rumbo de la revolución bolivariana. Preocupa que la violencia convocada desde la oposición parezca expandirse, enraizarse y dar el salto de una condición espontánea e inestructurada a una situación de violencia estructurada y legitimada por la actual coyuntura poselectoral. Los medios llevan la batuta con la violencia representada, que persigue de manera directa o indirecta, explícita o implícita, alterar, desestabilizar, someter, engañar y manipular intencionalmente. El Gobierno denuncia un saldo de 9 fallecidos, 78 heridos y 25 CDI dañados o “asediados”. La oposición acusa la violencia sociopolítica ejercida por los aparatos represivos del Estado, que se expresa en despidos y persecuciones.Nos desbordan las diferentes expresiones violentas que consagran la voluntad de no convivir entre grupos irreconciliables. maryclens@yahoo.com