De mirada perdida y ropaje dorador
De piel azulada y virtual encanto
Tú tres veces grande
Y cuya gran religión edificaste
Pues cuando el mundo caía en desgracia
Extendiste tu mano sin esperar nada a cambio
Y sin importar los horrores de la vida humana
Tu sigues soñando con sonrisa diáfana
Aún en el peor de los males
En la niebla que cubre los bosques
La selva negra que asecha
Y donde la muerte siempre se presenta
Tu no temes mantener la mirada
No temes enfrentar el Samsara
Pues sin importar las vidas que te lleve
Sin importar los mundos que te hieren.
Tú que con semblante y arrojo
Te lanzaste al encuentro
De tu bella Laksmí
En los confines
Del país de los mil nombres
Y con flecha certera y corazón fiero
Diste muerte al cobarde y odiado
Rávana, que aun con sus diez brazos
Y sus diez cabezas
Defendiste con fervor y anhelo
El amor que profesas
A tu compañera amada
Aún después de tantas vidas y de tantos nombres
Sigues buscando aquello
Por lo cual decidiste bajar de los cielos
Sin importar enemigo u obstáculo
No reúnas seguir protegiendo
El orden y el caos
Establecido como regla
Para todo hombre, animal o creatura.
Sea así hasta el día final
En donde todo ser se volverá infinito
Y toda luz en una sola será convertida
J.A.