Visionado: "El Consejero", de Ridley Scott. "Un thriller en el limbo"

Publicado el 05 diciembre 2013 por Cinetario @Cinetario

Nota: ***
El Consejero no es un thriller al uso, parece más bien una reflexión filosófica y fatalista sobre las numerosas consecuencias que puede llegar a tener dar un paso en falso creando una especie de "universos paralelos nuevos" donde sólo pueden avistarse destinos desconocidos.
Es una de esas películas que revisten cierta profundidad en sus reflexiones, de tal modo, que muchas veces, se escuchan en la gran pantalla con recelo, como si fueran sospechosas de querer trascender demasiado. Pero en ese ascenso a la gloria, apenas saben dotar de vida a una producción cinematográfica y llegan a producir cierto aburrimiento. Sorprende hasta cierto punto el cambio de registro en un Ridley Scott que ha sabido moverse con astucia y, en muchas ocasiones, con maestría en aventuras cinematográficas de todo tipo. En esta ocasión, parece haberse sentido demasiado fascinado  por la novela en la que se basa el film, de Cormac McCarthy, e invitó al autor a convertirse en guionista de su propia adaptación cinematográfica. En ese camino, ambos autores se perdieron en un bosque de diálogos y parlamentos brillantes que mantienen a esta película en el limbo de un thriller que parece hacerle la cama a la historia que está contando.
En El Consejero, un abogado (Michael Fassbender) cercano al mundo de las drogas, acaba dejándose seducir por el dinero fácil. Monta un sucio tinglado junto a un exitoso propietario de un club nocturno, Reiner (Javier Bardem), que está vinculado a los violentos cárteles de México, y un extraño socio que parece sabérselas todas, Westray (Brad Pitt). El abogado es ambicioso porque tiene a su alcance el botín, pero también porque está locamente enamorado de una bella mujer, Laura (Penélope Cruz), a la que desea fascinar con un nivel de vida que no le corresponde. Mientras, el empresario de ocio nocturno mantiene una intensa y devoradora pasión sexual con una  astuta mujer, Malkina (Cameron Díaz) que parece haber dejado en la cuneta varias existencias, a cual más dura.
La trama cuenta con todos los ingredientes necesarios para caminar de manera ágil, emocionante y trágica (a la altura incluso del clasicismo griego) y sin embargo, no da con la fórmula para convertirse en una película atractiva. Va dando tumbos provocando, en muchas ocasiones, el tedio. Sin embargo, reserva sugerentes sorpresas como dosis de crueldad exquisita, un humor más negro que excitante, una secuencia sexualmente revolucionaria y unos personajes cínicos, bien bosquejados, pero sin fuerza, sin capacidad para fascinar. Ahí está, por ejemplo, el personaje de Malkina, la depredadora que intenta reinventar  la figura de la femme fatale , sin llegar a romper el molde del mito.
Y también hay torpezas llamativas como algunas escenas demasiado premonitorias donde personajes como Reiner o Westray  explican, con todo lujo de detalles y recreación morbosa, los usos y costumbres del mundo del hampa a la hora de mostrar su dominio sobre el pobre diablo que se atreve a jugársela.
Destacando del conjunto, las buenas intenciones de los actores y la magia de Michael Fassbender, un actor cuyas posibilidades artísticas están muy por encima de la calidad alcanzada en esta producción cinematográfica. En su descenso a los infiernos, nos regala algunos de los mejores momentos de la película, como la escena en la que entabla una conversación con un capo mexicano y donde su personaje, sin nombre, comprende el desenlace de su historia. O ese instante en el que acaba convirtiéndose en un alma en pena y donde muestra el dolor que siente con todos los matices de la desolación y el desgarro.