Ayer fue un día muy completo.
Los que me seguís por Instagram y Twitter, supisteis que gracias al sorteo que gané en el blog de Amor de Batmami en colaboración con Tumedico.es, pude disfrutar de una ecografía 4D de Bichito.
El día estaba transcurriendo con normalidad hasta que llegaron las 22:40h. Yo estaba poniéndome crema en la barriga de pie, frente a un espejo, y de repente noté como me caía una gran cantidad de líquido, como si me hubiese hecho pipí pero sin ser voluntario.
Corriendo miré mis bragas y había un rodal enorme de líquido transparente. Entré en pánico y fui corriendo al salón a enseñárselo a maridín.
¿Será que tengo una fisura en la bolsa?
Me cambié de ropa interior, nos vestimos, cogí mi carpeta de seguimiento del embarazo y subimos a un taxi. Aunque el hospital está cerca de casa, son 20 minutos caminando cuesta arriba, y no estaba yo para tal esfuerzo.
En 5 minutos estábamos entrando por la puerta. Estuvimos 10 minutos más en admisiones y tan solo 5 minutos en la sala de espera. Yo solo tenía ganas de llorar y pensaba “por favor, que haya sido pipí”. No me importaba parecer una primeriza-loca-paranoica, yo solo quería que todo estuviese bien porque a Bichito aún le quedan 10 semanas de cocción.
En cuanto dijeron mi nombre, entré en una sala donde una comadrona me pidió que me desnudase de cintura para abajo. Hacía mucho tiempo que no me despatarraba en el potro, y me entró más miedo aún.
Entró otra comadrona que muy cariñosamente me dijo “nos pondremos hoy de parto, o qué?” y le dije “pues espero que no, la verdad”. Me contestó: “ya verás como no es nada, cariño”.
Y llegó la ginecóloga. Una chavala que debía tener mi edad, también muy maja, que me pidió mi carnet de embarazada y me hizo varias preguntas referentes a la FIV.
La exploración comenzó con una ecografía abdominal. Vio que Bichito estaba ahí tan ricamente, con su corazón latiendo con normalidad. El siguiente paso fue ver el origen de ese líquido. Me introdujo un espéculo que creo que fue el más doloroso de toda mi experiencia ginecológica y tomó una muestra.
Sí, es flujo. Todo está bien.
Tanto la ginecóloga como la enfermera asentían con la cabeza, pero siempre con talante serio (¿acaso tenía yo en mente que se reirían de mí?).
Cuando me preguntó si había tenido contracciones, le dije que el domingo tuve un dolor fuerte de regla durante algún rato, así que procedió a realizarme una ecografía vaginal para ver el estado del cuello del útero.
El cuello del útero está perfecto y hay mucho moco. Todo está bien.
En la ecografía que acompaña al informe de urgencias, hay una medición de 3,57cm que entiendo que será la longitud del cuello uterino.
Supongo que por protocolo, me pasaron a monitores después. Evidentemente, nunca había estado embarazada, ni tampoco en urgencias en este estado, por lo que todo resultaba muy nuevo y desconocido para mí. Vi que enfrente de la sala donde me estaban atendiendo, había una sala de partos y me llevaron a una habitación, con cama y butaca para acompañante, para hacerme los monitores.
Pensé que quizás estas habitaciones son las salas de dilatación, y debe ser así, pues en la habitación de al lado había una chica a la que se llevaron al ratito de estar yo ahí. De hecho, hasta le escuché dar algún grito.
Estuvimos ahí durante una hora en la que maridín se quedó dormido, pero yo no pude. Me dediqué a imaginarme como sería el día del parto. Si ayer estaba agotada por ser tan tarde, ¿como debía ser estar así y encima con dolores del infierno? Además, me salté el resopón de la dieta y me notaba el estómago revuelto.
Cuando vino la ginecóloga a verme, me retiró las correas y me dijo que todo estaba bien, que no me preocupase. Me trajo también el informe de urgencias y ahí nos despedimos.
Era la 1 cuando nos metíamos en la cama y me alegré de haber ido hasta el hospital. No me hubiese quedado tranquila si no hubiese ido a asegurarme de que no era nada.
Y esta ha sido mi primera toma de contacto con el hospital donde daré a luz. La verdad es que acojona mucho no tener la situación bajo control. Jamás me había visto tan vulnerable y tan aterrada.
Muchas gracias por vuestras palabras anoche.