Como os he comentado en la entrada anterior, todo iba bien hasta ayer. Aunque el lunes yo ya sospechaba que algo no iba bien.
A la una de la noche se despertó Bebé Fúturo sin parar de llorar y con fiebre. Le di apiretal e intenté dormirle. Nos costó hora y media de teta, acunarle y, hasta que finalmente, le puse en la mochila de porteo. Se durmió y al despertar tenía unas décimas. Así que apiretal de nuevo y al cole (aunque yo ya me olía que no iba a durar).
Efectivamente, me llaman que ha estado toda la mañana llorando y que no se le quita la fiebre. Así que nos organizamos para llevarle a urgencias.
Yo pensaba que era neumonia (siempre me pongo en lo peor), así que cuando tenía el trabajo organizado, me fui corriendo y a mitad de camino me avisa Papá Fúturo que es una otitis. Me relaje y volví al trabajo con intención de salir antes, pero dejar todo bien, no de forma atropellada.
En urgencias nos encomendaron revisión por parte de un otorrino infantil y por dos partes distintas, nos recomendaron el mismo. Así que pedí cita con él sin dudar… Y me lo dieron para… ¡Finales de julio! Así que esperar toca.
La verdad es que el antibiótico le ha hecho efecto demasiado deprisa, tengo una sospecha interior de que no es otitis.