Asistí el primer día, jueves, con la intención de poder realizar fotografías a las exposiciones con calma y hacerme con las compras necesitas, sin colas, sin agobios. Así, mi primer paso fue Cómics fantásticos, la exposición central que además de haber vertebrado la mayoría de actividades del Salón con charlas y actividades, ocupaba buena parte de la planta del certamen con más de 300 originales de creadores de todo el mundo que, divididos en diferentes apartados temáticos, revelaban cómo han reflejado las viñetas la conquista del espacio, la presencia de alienígenas, los viajes en el tiempos, las distopías y ucronías, los apocalipsis o todo lo inimaginable, así como los protagonistas de estas historias, héroes de todo el mundo que habían de sortear todo tipo de quimeras e irrealidades.
Desde luego, con esta impresionante y tan completa exposición, Ficomic demostró que el género fantástico es, probablemente, uno de los más prolíficos del cómic. Y aunque ya quedé satisfecha con todo lo que vi, hice un par más de instantáneas de las exposiciones colindantes que fueron también de mi agrado, como la del Joker, que conmemoraba su 75 aniversario, la de Juego de Tronos, con los originales del artista Corominas, o hasta un pequeño panel de maquillaje y efectos especiales de películas, como El laberinto del fauno.
El sábado volví nuevamente al Salón, esta ves con otro objetivo muy difernete: conseguir firmas de José Fonollosa, autor de Miau, de quien soy más que seguidora y poseo todos sus cómics. Y es que ya sabéis, que yo soy una amante de mis gatos. Así que con mis mejores galas, una camiseta gatuna, me dirigí a su stand y me dispuse a hacer cola. Tras tres cuartos de hora, por fin fue mi turno, y Fonollosa, muy diligente, me dibujó a mis gatos, Orión y Galatea, y firmó mis otros ejemplares. Y entre trazo y trazo, pudimos hablar de nuestros felinos y alguna que otra anécdota.
¿Fuisteis al Salón del Cómic de Barcelona? ¿Qué os pareció?