Visita al galeón Santísima Trinidad en Alicante

Por Ninosenmochila @ninosenmochila

El Santísima Trinidad

El Santísima Trinidad es una replica de un galeón español de 1769 que lleva fondeado mucho tiempo en el puerto de Alicante. Se trata del barco que contó con un mayor número de cañones de su época, llegó a tener 140 entre todas sus cubiertas. Podéis leer algo de su historia en su página web: eltrinidad.es
Como os he dicho llevábamos mucho tiempo viendo el barco en el puerto y siempre nos ha llamado la atención. El pasado verano se realizaban espectáculos de piratas en el de la mano de Terra Mítica pero no llegamos a ir a verlo.
Hace una semana estuvimos en Alicante con motivo de la feria del libro y nos acercamos al barco. En la entrada había una carta de precios (la verdad es que ya sabía que era restaurante y pub) y nos informamos. Puedes entrar a verlo por tu cuenta pagando 5€, lo que incluye una consumición o reservar una mesa para comer o cenar y pasearte de paso por el barco. Solo trabajan sobre reservas aunque con llamar la misma mañana, a partir de las 11:00h, es suficiente antelación. En su página web también dan opción a realizar las visitas de forma guiada por 7€ con consumición aunque creo que solo pagan los adultos.

En la cubierta superior está el restaurante. ¿Veis las mesas y la barra?


El barco posee dos salas museolizadas. El resto abarca el restaurante de invierno (ahora en verano las comidas y las consumiciones se realizan todas en la cubierta superior), sala de fiestas y/o pub y los servicios. Hay que tener en cuenta que a las distintas cubiertas se accede por escaleras así que es mejor dejar el carro abajo si no es imprescindible. Nosotros lo dejamos en la entrada donde siempre hay una persona controlando. Cuando llegamos había otro carrito plegado allí.

No pude captar el barco entero con mi móvil. Es muuuuy grande.


Mis amigas N y S, los peques y yo decidimos bajar a Alicante con el tranvía. Fuimos tranquilamente sentadas y fresquitas sin problemas de aparcamiento y cómo el TRAM para justamente cerca del puerto... Como llegamos con tiempo nos dimos primero un paseito por la Explanada y dejamos jugar un poco a los peques en los columpios.

El Castillo de Santa Barbara visto desde el puente.


Llegamos de nuevo al puerto sobre las 14:10 más o menos así que decidimos comer primero y pasear tranquilamente por el barco con el estómago lleno. Además Carla no paraba de decirnos: - "Tengo mucho hambreeee". Aunque no pudimos resistirnos a echar un vistacito rápido mientras subíamos a la cubierta.

Lo que más le gusta a Marco son los cañones.


La zona de restauración está montada con mesas y sillas típicas de terrazas. Hay varias sombrillas grandes para proporcionar sombra ya que en caso contrario el calor sería insufrible. Yo habría cambiado esas sombrillas de playa propagandísticas por algún tipo de lona que diera más sombra y que ademas concordara más con el tema del barco y las mesas y sillas también pero...

Aunque ví un camarero con pantalón pirata negro y blusón blanco más parecido a los de las películas de época he de deciros que los camareros no van caracterizados. Yo no caí en el momento pero comentando la visita con mi cuñada me lo preguntó y la verdad es que habría sido un punto.
El restaurante no es barato pero tiene los precios típicos de muchísimos otros restaurantes de la zona en cuanto a la comida al menos.  Así que para ser un emplazamiento distinto nos parecía que no era excesivo. Por ejemplo: Ensalada Cesar por 10€, Surtido de Ibéricos por 12€, Arroz a banda por 14€, Entrecot con guarnición por 19€... Los arroces se preparan para un mínimo de dos personas como es habitual pero con una paella para dos salen tres platos grandes (de echo la camarera nos lo dijo cuando lo pedimos). Los platos no son escasos.

Este es el salón - Pub.


En lo que encarecen la comida es con las bebidas y con el pan. Te cobran 1€ por cada ración de pan que pidas y la ración es un montadito pequeño por persona. Como nosotros éramos cinco pues 5€ de pan. Eso sí te preguntan si quieres pan y te dicen que cuesta 1€. Aunque he de reconocer que en principio pensé que sería 1€ por la bandeja, hasta que dijo -"Entonces cinco de pan."
En cuanto a las bebidas os diré que no tienen agua grande. Son botellas pequeñas, de medio litro creo recordar y con el calor que hace ahora... Te cobran 2€ por cada agua y 3,5€ por una caña o un tercio son alcohol. Así que imagino que un refresco costará por el estilo. De cafés y postres no os cuento porque no tomamos. Después del arroz estaba llenísima. 

Las vistas desde la balconada también son muy chulas.


Mientras esperábamos que nos trajeran las bebidas Marco se fue a ver los cañones y ha hacer fotos con S. A los cinco minutos Carla que es muy celosa hizo levantarse a N. para ir también con S. Y es que mi hija cuando están ellas no quiere saber nada de su madre. :)
La comida estaba muy buena, al menos eso nos pareció a todos (a mi hijo Marco le encantó el arroz. Nos lo repitió unas cuantas veces. ), así que mereció la pena la visita y el gasto. Se estaba muy a gustito viendo el mar con la brisita que corría. Las vistas desde el barco son chulísimas pero mientras estás comiendo no se ve mucho. Tened en cuenta que el restaurante está en la parte central de la cubierta y que estamos sentados.

El edifico Carbonell, la Explanada, el Castillo, el puerto...


Cuando terminamos de comer comenzamos nuestro recorrido por el barco. Carla se lo perdió todo porque estaba echa polvo y se quedó dormida sobre mi amiga N. La pobre N. cargó con ella por todo barco. Muchas gracias N.
Subimos al puente desde donde las vistas del puerto deportivo, de la Explanada, del edificio Carbonell y del Castillo de Santa Barbara son espectaculares. Tras deleitarnos con estas vistas, con los cañones que hicieron las delicias de Marco y con los altos mástiles que me impresionaron bajamos a la cubierta central.

En esta cubierta está la sala donde se habilita el pub durante el invierno. Esta sala tiene un par de barras, zona de baile y mesitas bajas con pufs, sillones y algún pequeño sofá donde tumbamos a Carla para que N. pudiera disfrutar también de la visita, hacer fotos y descansar los brazos y la espalda. Que la peque es peque pero al final pesa. ;) Este salón tiene un balcón muy chulo desde el que hicimos algunas fotos. En esta planta hay baños y otra sala más pequeña con una barra cuadrada central y un par de mesas y decoración más de la época.

El salón - restaurante para el invierno


Bajamos a la primera cubierta y pusimos a Carleta en el carro. A la pobre siempre le pasa igual, se duerme en los momentos más divertidos. En esta planta también hay baños y está el restaurante de invierno. El salón del restaurante tiene un montón de ventanales en los que nos hicimos divertidas fotos. Justo en frente hay una sala tipo museo con mobiliario y útiles de la época. Unas sillas muy señoriales presidían la estancia, parecían tronos. Hay una maqueta del autentico Santísima Trinidad. En realidad el galeón no es fiel al barco auténtico al estar sus cubiertas habilitadas para el ocio.

Marco contando los cañones que tenía el galeón


Lo pasamos muy bien entre charlas y risas. Marco disfrutó como un enano y Carla nos amenizó la comida diciéndonos que era el capitán mientras ponía sus pequeñas manos imitando a un catalejo (a su forma que es muy particular). A lo tonto, a lo tonto cogíamos el tranvía de vuelta a El Campello cerca de las seis de la tarde. Queríamos llegar a tiempo de ver nuestra tradicional procesión marinera en honor de la Virgen del Carmen.