Creo que hubiera disfrutado más de mi visita por libre, porque nuestra guía no era muy buena, hablaba muy bajito y no sabía muchas de las cosas que se le preguntaban. Además, tenía que estar pendiente de otras cosas. Pero bueno, en general el museo me pareció interesante y digno de pasar un buen rato en él.
La visita comienza en la primera planta hablando de todo lo referente al descubrimiento de América, cómo se conquistó, las exploraciones científicas... Se muestran diferentes piezas representativas de la temática de cada sala y algunas pinturas pertenecientes al imaginario surgido de todo ello. Luego encontramos una serie de mapas que hablan del territorio americano y el desarrollo de su población. Sigue a esto una muestra del ciclo vital y de las distintas sociedades (con diversas estructuras y símbolos de poder; el más curioso, que algunas sociedades consideraban ideal de belleza... ¡deformarse el cráneo y ser bizcos!) que poblaban América, incluyendo reproducciones de viviendas a tamaño real y muestras de en qué basaban su economía. También hay una parte, después, dedicada a la religión y a la muerte y a cómo se comunicaban. Al final del todo, está el plato fuerte: el tesoro de los Quimbayas.
Al final, estuvimos casi dos horas y lo vimos todo bastante por encima, es un lugar donde bien puedes pasar una mañana entera porque tiene muchas piezas y textos. Vamos, que merece la pena pasarse por sus salas.