Especial interés en los relatos de viajes tienen las descripciones, no muy abundantes, de encuentros de los viajeros con personajes importantes de la época por cuanto suponen testimonios directos de indudable valor. Uno de estos es el que nos ha dejado el noble y diplomático polaco, Jacobo Sobieski (1580-1646), uno de cuyos hijos llegó a ser rey de Polonia, que en 1611 viajó a España para hacer el camino de Santiago y, a continuación, un largo periplo por Portugal, Andalucía y Castilla.
"En el convento de los jesuitas encontré y hablé a Juan de Mariana, cuyos libros, por causa de Ravaillac, asesino del rey Enrique IV, quemaban en Francia. Mariana estuvo preso en la cárcel de los jesuitas de Toledo por su obra sobre la moneda, en que parece censuró al mismo rey, o a un magistrado español; fue un grande e ilustre varón; escribió una Historia de España y muchas otras obras. Le permitieron salir a verme; en su cara se pintaba el sufrimiento de su prisión, con marcas de una profunda aflicción; pálido, amarillo, hinchado, con pocas canas, a pesar de sus más de sesenta años de edad, apareció delante de mí".