Visita y actividades en el Cerro Otto (más allá de la confitería giratoria)

Por Magiaenelcamino @magiaenelcamino

Casi todos conocen al Cerro Otto por su teleférico y su confitería giratoria, pero en el complejo hay muchísimas actividades más para hacer: desde una casa con espejos, un laberinto y un puente colgante hasta una pista para practicar Otto Kart (sino saben de qué se trata más adelante les contamos). Además (y algo que no sabíamos), todo el Complejo Turístico Teleférico Cerro Otto es propiedad de una organización sin fines de lucro llamada Fundación Sara María Furman. Por eso, todas las utilidades se destinan en partes iguales a la cooperadora del Hospital Zonal de Bariloche (donde Dino se presentó con la magia solidaria) y a dos instituciones judías de la Ciudad de Buenos Aires.
Por todo esto, visitar el complejo no solo es una hermosa manera de pasar varias horas divertidas en familia o con amigos, sino que también es una forma de ser solidarios.

En el km 5000 de la avenida Pioneros nos subimos en la Estación inferior (a unos 800 metros sobre el nivel del mar) a una de las 42 góndolas que tiene el teleférico (que para Tahiel son como “helicópteros” desde que viajamos a Salta y una mamá que estaba delante nuestro las llamó “manzanitas”) y en 12 minutos llegamos a la Estación Superior, ubicada en la cima del Cerro Otto (a 1.405 metros de altura).

El Complejo Teleférico Cerro Otto tiene actividades para hacer tanto en el interior como en el exterior, en invierno y en verano. Entre las actividades del interior se encuentran una galería de arte, donde se exponen calcos exactos, certificados por el gobierno italiano, de las tres obras más importantes de Miguel Angel: El David, La Piedad y El Moisés, y donde se hacen conciertos y otras actividades culturales. Además, hay un espacio llamado Otto House Music que se convierte en un microcine o en una disco, de acuerdo con las circunstancias.
Como nosotros visitamos el complejo en verano hicimos todas las actividades que pudimos al aire libre. Primero disfrutamos de unas hermosas vistas desde los miradores y el deck. Desde allí mismo salen tres senderos que los amantes del trekking disfrutarán muchísimo: Mirador Gutierrez, Nido del Águila, Piedra Hasburg. Senderos que nosotros dejaremos para hacer en el próximo viaje.

Luego, Tahiel jugó un rato en un espacio cerrado con juegos infantiles mientras esperábamos la hora para empezar a recorrer el Circuito Otto. Este circuito incluye el cruce por un puente colgante, un laberinto muy divertido por el que Tahiel y Dino se perdieron mientras yo intentaba guiarlos desde el puente, la visita a la casa de los espejos que te deforman y una caminata guiadas por parte del bosque. En la caminata, como pasó en la Aldea Duende y en el Parque Nahuelito, Tahiel se hizo amigo del guía, lo acompañaba y hasta le indicaba cuál era el mejor camino. Menos mal que los guías tienen muy buena onda, porque Tahiel no paraba de preguntarle cosas y de interrumpirlo.

Cuando empezó la caminata, el guía le entregó a Tahiel una soga de supervivencia (pero le dijo que era para ahuyentar a los pumas). Tahiel andaba feliz de la vida con su brazalete protegiendo a todos los que estábamos detrás de él. La caminata es muy interesante para aprender sobre las características naturales del lugar, los árboles, las montañas, los tipos de nubes y las plantas. Aprendimos sobre plantas medicinales y hasta olimos una, la paramela, que tiene un rico aroma a licuado de banana y durazno.
Tanto le gustó la caminata a Tahiel por el Cerro Otto que terminó de romperse los pantalones. Pero, como decía mi abuela, un niño sucio y con la ropa rota por jugar es un niño feliz.

Después de la caminata vino la adrenalina. En verano, la pista de trineos se convierte en una pista de Otto Kart. Se cubre con material vinílico y unos grandes inflables redondos se deslizan a bastante velocidad. El primero en animarse a subir fue Dino. Yo para estas cosas siempre tengo mis recaudos, pero después mi animé y fue muy divertido.

Antes de hacer nuestra última parada en la hermosa confitería giratoria, pasamos por la terraza, donde nos sorprendimos con los juegos pintados en el suelo para que grandes y chicos se diviertan. Tahiel se hizo amigo de un nene que le enseñó a jugar a la ruleta y después se enganchó con las piezas del ajedrez. Nos pareció un muy lindo espacio para pasar un tiempo jugando al aire libre y disfrutar del paisaje.

Para terminar este hermoso paseo por el Cerro Otto nos dimos una vuelta por la confitería giratoria, una de las características más conocidas de este cerro. La confitería gira 360 grados en unos 20 o 40 minutos (según la velocidad) y está vidriada en toda su circunferencia. Al principio pensé que nos íbamos a marear mientras tomábamos algo, pero el movimiento es casi imperceptible y la experiencia, imperdible. Además de las hermosas vistas, el servicio de confitería es exquisito. ¡Les recomendamos las tortas!

Después de esta súper merienda nos fuimos con el corazón contento y la panza llena, porque nos divertimos, comimos rico y conocimos un lugar nuevo.
Les recomendamos consultar en la web oficial del Complejo Turístico Teleférico Cerro Otto sobre las actividades y los precios en cada temporada.

Información útil

  • El complejo cuenta con buses gratuitos que salen y llegan al centro de la ciudad de Bariloche (Mitre y Villegas). Les recomendamos consultar los horarios para cada temporada en la web del complejo o en información turística de la ciudad. El primer bus sale a las 10 de la mañana y después suele haber cada una hora.
  • El complejo se ubica en el kilómetro 5000 de la avenida Pioneros.
  • El último ascenso en teleférico es a las 18 y el último descenso es 19.30.
  • La confitería está abierta de 10 a 19.15.

Pueden conocer la interesante historia de la fundación Sara María Furman en este link.

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