Visitamos "el respiro", complejo arqueológico de lima norte

Por Joseantoniobenito

Guiados por el Profesor Santiago Tácunan, director del programa “Defensores Universitarios del Patrimonio Cultural”, y en compañía de nuestra profesora visitante Teresa Cañedo, de la Universidad de Alcalá, visitamos  el complejo arqueológico “El Respiro”, el pasado 15 de mayo; se ubica en Puente Piedra, en la margen izquierda del río Chillón y cerca al puquio de San Diego. Veinte alumnos de la propia Universidad –integrantes del programa- le dieron el tono entusiasta y sorprendente. ¡Qué tesoro oculto! Algunos de los jóvenes vivían al lado del complejo y desconocían su valor. Varios pobladores han ocupado parte del complejo. Varias familias emplean el puquio de San Diego como piscina y como lavandería.

Horizontes dilatados, a la vera del Chillón, el complejo tiene evidencias arqueológicas (textiles, óseas, pétreas) a flor de piel. Su belleza imponente se une con el descuido más cruel por parte de autoridades y vecinos, tal como pueden apreciar por las pintadas y testimonios de huaqueos.

Les comparto los datos históricos de los apuntes del profesor Santiago Tácunan y les invito a conocerlo. Ojalá podamos unirnos todas las instituciones para salvar esta reliquia preincaica.

Datos históricos

La antigüedad de este complejo urbanístico, administrativo y militar, corresponde al periodo del Intermedio Tardío o Segundo Desarrollo Regional (1000 d. C.), aunque recientes estudios refieren una antigüedad aun mayor (Intermedio Temprano o Primer Desarrollo Regional (200 – 650 d.C.). El lugar también ha sido utilizado como espacio funerario durante la ocupación Inca del valle del Chillón, al menos así lo evidencian los innumerables fardos dispersos por el lugar.

El complejo arqueológico posee paredes de adobe de más de cinco metros de alto, construido con barro y elaborados en forma trapezoidal, una típica construcción andina antisísmica. Un detalle importante es la presencia de fríjol en la mezcla utilizada para la construcción de las paredes, la misma que junto al barro, cascajos de piedra, pedazos de arcilla, grama seca y clara de huevo de las aves guaneras, dotaban a la edificación de una alta resistencia y durabilidad.

No se sabe con exactitud porque utilizaron abundante fríjol para construir las paredes, aunque al parecer, fue una costumbre muy utilizada a lo largo del valle del Chillón durante esta época y en tiempos de los Incas. Una evidencia de esta afirmación la podemos encontrar en las paredes de Tambo Inga, las Murallas de Tungasuca, Huaca Con Con, etc.

La elección de la zona ocupada por el complejo “El Respiro” debió estar a cargo de personas muy especializadas en este tipo de labores, pues evidencian características fundamentales para la construcción de obras arquitectónicas, como por ejemplo:

- Está ubicado en la parte baja de unos contrafuertes rocosos que le brindan una barrera natural ante las inclemencias del tiempo (viento y neblina) en épocas de invierno limeño.

- La distancia entre el litoral y el recinto arqueológico, es de aproximadamente tres kilómetros y medio, una distancia relativamente cercana para el traslado de productos marinos que intercambiaban con pobladores alojados en la costa.

- La zona esta abastecida de agua de río para las labores agrícolas, pero también para el consumo humano por medio de un puquial que hasta el día de hoy subsiste a pocos metros del recinto.

- La composición orgánica del suelo es bastante compleja y apta para el desarrollo de la agricultura.

- Su estratégico lugar permitió el control de los intercambios económicos y culturales entre la población de la costa y la sierra de Lima.

Para llegar al Complejo Arqueológico “El Respiro” partiendo desde Los Olivos, se debe recorrer en dirección norte-sur más de veinte minutos por las principales avenidas de esta parte de la ciudad (Panamericana Norte, Av. Cordialidad, Malecón del Río y San Diego de Alcalá) hasta finalmente llegar al Asentamiento Humano “Nueva Esperanza”, ubicado en el distrio de Puente Piedra. Para llegar a él debíamos antes cruzar el río Chillón por medio de un pequeño puente para finalmente llegar a nuestro destino.

   Luego de cinco minutos de camino llegamos al complejo arqueológico, luego de reconocer los cimientos del antiguo Puente Inca (destruido en 1998), las caprichosas formaciones rocosas (en donde existen moluscos, crustáceos y algas marinas petrificadas) y finalmente el puquio de San Diego. En este último lugar encontramos a una veintena de familias que utilizaban el agua para lavar ropa.