Visitar torquay, día 2

Por Trotaburgos @trotaburgos

Hoy toca visitar Torquay. Una de las mejores cosas que ofrece The Baytree es el desayuno. Típico, típico británico si lo deseas. Ofrece diferentes opciones y tiene una carta variada de desayunos donde elegir, lo único que tienes que hacer es apuntar lo que quieres desayunar y dejárselo anotado en un lugar que él te indica. Como lo que me gusta es probar lo local, casi siempre, me decido por el desayuno inglés y probar por fin las famosas "Beans". Lo bueno es que puedes empezar con fruta fresca que está buenísima. A partir de ese comienzo sano ya vienen los excesos: huevo frito, bacon, morcilla, salchicha, etc. Hay que decir que estaba todo buenísimo y el salón donde dan los desayunos lo tienen muy bonito, tipo revista de decoración, es un rincón muy relajante.

Tras este desayuno llega el momento de tomarse las cosas con calma, de plantearme un día más tranquilo de lo habitual. Disfruto dando un paseo hasta la zona del Ribiera Center y por el camino puedo comprobar que el día despierta como en otros lugares que ya he visitado. Ciertas prisas por llevar a los niños al colegio, sacar al perro, cruzar el paso de cebra deprisa por no llegar tarde, etc.

Me acerco hasta el Ribiera Center para ver un musical titulado Earth Echoes, una performance que me ha encantado. No sé si se repite habitualmente, pero merece mucho la pena. Es llamativa la cantidad de actores y músicos que están involucrados. La obra tiene un mensaje precioso sobre algo que nos une a todos, la Tierra y la crítica de como somos capaces de discutir por casi todo.

La obra dura bastante así que después aprovecho para comer tranquilo en el mismo sitio y después comienzo a caminar para disfrutar de Torquay. Teniendo de referencia el mar es fácil callejear sin plano callejero. También hay varios campanarios que ayudan a situarte y poder moverte sin riesgo a perderte.

La impresión después de este paseo es que estoy en una ciudad netamente turística y costera porque hay una cantidad de hoteles extraordinaria. La primera de las paradas la hago en la Iglesia de St. Luke, quiero entender que es San Lucas, así que es bastante significativa para mí. El contratiempo está en comprobar que ahora está cerrada y me quedo con las ganas de entrar.

Continuo andando y callejeando sin un rumbo fijo por la zona más alta de la ciudad y voy cruzando diferentes barrios, todos cortados por el mismo patrón en cuanto a alturas y colores. Todo está muy limpio y, como ya he repetido, muy británico. A su vez podría añadir que esta no aparenta ser la zona más barata de la localidad.

Hago un cambio de calle con la intención de dirigirme hacia la zona centro, o la que intuyo es esa zona. Por uno de los callejones más estrechos con los que me he encontrado, un grado de inclinación enorme y unas escaleras que en caso de salir de fiesta evitaría a toda costa, alcanzo la zona del puerto, la noria y lo que entiendo puede ser el mercado de abastos. Esta parte es peatonal y está preciosa. Muy cuidada y con gran cantidad de comercio. Merece dedicarle tiempo y ganas de disfrutar sin prisa, yo lo hago con paso pausado buscando la estampa que recordar o fotografiar.

El resto del paseo no tiene otra cosa que lo que he indicado antes, disfrutar, caminar, sentarme en un banco frente al mar disfrutando del que pasa, de los barcos, del horizonte o cualquier situación que me ayude a olvidar la rutina. Además tengo que aprovechar la climatología ya que Inglaterra no es famosa por días como hoy.

A la hora de cenar me traslado a la granja Occombe a lo que me anuncian como una tarde tradicional con música en directo. Está a las afueras y necesito llegar con transporte, en mi caso como es algo concertado y a través de grupo lo hago en autobús. Me anima el ver como puede ser la propuesta de fiesta en una granja y disfrutar de un ambiente diferente. Al llegar voy a un pequeño mostrador que hay justo a la entrada del recinto donde se celebrará la fiesta. Allí me dicen que puedo disfrutar de la gastronomía y la cerveza, o sidra, elaborada en la propia granja. Se trata de un conjunto de edificaciones donde se intuye la vivienda, el granero y otros espacios. También tienen otros edificios que se usan a modo de aulas y usan para visitas de colegios porque también es una granja escuela.

Lo que en un principio es una multitud de gente alrededor de tres puestos de comida y una barra donde poder elegir cerveza o sidra a cambio de unos precios más o menos razonables, se va convirtiendo poco a poco en una fiesta al uso donde te integras por completo. Los puesto mencionados están divididos en hamburguesa normal, montado de carne de cerdo o montado vegetariano. Cada uno a 10 libras. En el caso de la cerveza o la sidra dependía de la cantidad o variedad elegida. La media eran unas 3 libras por jarra.

Lo mejor de todo ha sido una chica que estaba de maestra de ceremonias y nos hizo disfrutar a todos. Bailar, juntarnos a unos con otros sin conocernos de nada y que pasáramos una velada realmente agradable con dos grupos de música diferentes y en directo. Podría considerarse una "turistada", pero para mí es totalmente recomendable.

Después de este momento doy por concluido el día y me retiro al hotel a descansar.