Norelys Morales Aguilera.─ La nueva etapa que comienza en Cuba en 2018 no puede ser reducida a visiones maniqueas, como ya hacen los medios de la plutocracia internacional, con la ratificación por el presidente Raúl Castro, sobre la conclusión de su segundo mandato presidencial. De modo que hay que mover el visor hacia diferentes ángulos para arribar a conclusiones realistas.
Cuba ha arrancado el 2018 con la condena inequívoca de la Unión Europea al bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra la Isla. Federica Mogherini, Alta Representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidenta de la Comisión Europea no titubeó: "La UE condena el bloqueo a Cuba por ser obsoleto e ilegal".
El tema no es menor. La UE se quita el pesado fardo de sumisión a la política de Estados Unidos, y reconoce la legitimidad de la Revolución Cubana, respetando su soberanía e independencia, y propiciando el diálogo constructivo.
Cuba y la UE negociaron durante tres años un Acuerdo de diálogo político y cooperación para normalizar sus vínculos, que estuvieron marcados desde 1996 por la llamada "posición común", política impulsada por el ex presidente del Gobierno español José María Aznar, que condicionó injerencistamente la relación bilateral.
Formalmente el Acuerdo deberá ser aprobado por los 28 Estados miembros que integran el Consejo. Consta de tres capítulos principales dirigidos a impulsar el comercio bilateral, el diálogo político y la cooperación económica.
Por el momento Washington hace silencio al respecto, pero los grupos financiados por la ultraderecha norteña alborotan en los medios, en ese círculo vicioso y reparto de funciones, que se acreditan para agredir cualquier avance de Cuba o con ella.
Sin embargo, las relaciones entre la Unión Europea y Cuba se desarrollarán, por primera vez, bajo un marco contractual que refirma las bases de respeto, de observancia del derecho internacional y de los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas, ha señalado la parte cubana.
El Acuerdo debe contribuir a la consolidación de relaciones estables, respetuosas, mutuamente beneficiosas y a largo plazo. De este modo, los lazos entre Bruselas y La Habana alcanzan correspondencia con el nivel de los vínculos de Cuba con los Estados que integran el bloque comunitario, que se ha convertido en el primer socio comercial de Cuba, según dijo Mogherini, que anunció una serie de acuerdos de cooperación.
Está a la firma un nuevo programa de cooperación para la utilización de las energías renovables, por valor de 18 millones de euros, otro por la agricultura sostenible de 21 millones, así como el incremento y ampliación del programa de intercambios culturales y de expertos por el valor de 10 millones de euros.
"El apoyo de la UE a las víctimas del huracán Irma seguirá adelante, hemos facilitado hasta ahora nueve millones de euros", dijo la Alta Comisionada. Incrementaremos también la cooperación conjunta en el área de la cultura, añadió, por lo que el bloque regional estará presente en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2018 y habrá una nueva edición del Festival del Cine Europeo en el mes de junio.
También adelantó la presencia en Cuba, a finales de enero, de una delegación del Banco de Inversiones Europeo "para explorar posibilidades de trabajo conjunto"; mientras que, en el ámbito de la relaciones exteriores, presidirá junto al canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, el primer Consejo Conjunto entre la UE y Cuba, a celebrarse en Bruselas, el 28 de febrero, para hablar de cómo avanzar aún más en la cooperación con proyectos concretos.
Así es que, la Unión Europea se quita un pesado fardo de sumisión política y contribuye al corte inevitable del nudo gordiano del bloqueo abusivo y extraterritorial, que resulta ser el principal obstáculo al avance económico y para mantener los logros sociales de los cubanos.