Este mes he estado bastante liadillo, pero los viajes en autobús los he aprovechado para ver, jugar y leer material que tenía en mi lista de pendientes… y eso que no empecé con buen pie.
Birdman…o la Inesperada Virtud de la Ignorancia
Tenía muchas ganas de ver esta película, que a priori tenía bastante a su favor: un director competente, una plantilla de actores de renombre, una idea interesante -y arriesgada-, y buenas críticas. El problema es cuando todo eso se traduce en una película que quiere ser revolucionaria, y en mi opinión se queda a medias.
El recurso del plano secuencia me resulta cargante, la autoparodia de Michael Keaton me parece que está desaprovechada, y la crítica al propio medio creo que es algo descafeinada. Sinceramente, creo que es el prototipo de película que la gente pone por las nubes simplemente por su carácter “transgresor” más que por su calidad.
La Ísla Mínima
Otra película que tenía muy buenas críticas y referencias, y en esta ocasión creo que bastante merecidas. No es ni mucho menos perfecta, pero es de lo mejor que he visto últimamente, y al igual que me pasó con “Donnie Darko“, la vi dos veces el mismo día para apreciar todos los matices.
La historia y la ambientación se ven reforzadas por la impresionante fotografía, y las actuaciones de los dos actores principales es muy remarcable, aunque personalmente me quedo con el trabajo de Javier Gutiérrez, que le tenía encasillado en otro tipo de papeles y aquí lo borda. Y en cuanto al criticado Jesús Castro, creo que la inexpresividad del chaval es perfecta para el personaje de la película.
True Detective
Es curioso que comente esta serie después de la película anterior, ya que mucha gente compara ambas obras. Después de haber visto la primera temporada, es cierto que hay ciertos paralelismos, pero a su vez son productos completamente distintos, a la par que excelentes.
Y si antes alababa a Javier Gutiérrez, esta vez los elogios van para Matthew McConaughey, un actor que en los últimos años se ha convertido en uno de mis favoritos, sin despreciar al también encomiable Woody “morritos” Harrelson.
Kung Fury
La verdad es que no había seguido la campaña de Kickstarter de este proyecto, pero no puedo negar que cuando sacaron el vídeo musical con David Hasselhoff consiguieron toda mi atención.
El corto se “estrenó” hace unos días, y dura poco más de media hora. Siendo objetivos, la historia es inconexa, absurda y hasta repetitiva. Pero si la tomamos como un homenaje alocado y retrofuturista a los años ochenta al más puro estilo “Far Cry 3: Blood Dragon“, el resultado no es tan malo. Casi imprescindible verla con amigos.
Mad Max: Fury Road
Se ve que George Miller se cansó de “Babe” y de “Happy Feet“, y decidió volver a sus orígenes postapocalípticos con nuestro viejo amigo Max. Después de ver la última película de la saga sólo puedo decir una cosa: Gracias George.
Creo que pocas veces he estado tan pegado a la butaca en el cine, prácticamente desde el primer minuto hasta el último, y curiosamente, a pesar de que la película es violenta, rara vez aparece algo muy explícito en pantalla.
Si tuviese que decir los tres protagonistas de la película, para mi serían Charlize Theron, Tom Hardy, y por supuesto Junkie XL… menudo trabajazo en la banda sonora. Desde ya, un clásico del cine de acción.
Rock Boshers DX: Director’s Cut
Este mes no he jugado demasiado, pero he aprovechado para terminar este juego en su versión para PS Vita, que me ha tenido enganchado durante varias horas. Si lo juzgamos por las capturas, es aparente sencillo, pero en niveles superiores hay algunas fases bastante exigentes, aunque siempre superables con algo de esfuerzo.
La mecánica del juego es una especie de mezcla entre “Chip’s Challenge” y “Smash TV“, y en mi opinión funciona bastante bien. Conseguir todos los objetos y superar los tiempos límite es todo un reto, y si a eso añadimos una estética que consigue que los más talluditos soltemos alguna lagrimilla, lo convierte en un juego bastante recomendable.
¿Qué es un videojuego?
Este libro no tenía una tarea fácil por delante: desgranar los videojuegos y hacer llegar este mensaje tanto al público general como al (exigente) aficionado. Creo que Isaac López ha realizado un buen trabajo en este sentido, y el resultado es informativo, agradable de leer, y está repleto de ideas clave que invitan a hacer una reflexión personal más profunda, como averiguar lo que los hace divertidos, o cómo utilizarlos como herramienta educativa.
El ensayo está dividido principalmente en dos partes: en la primera se estudia el concepto de videojuego: los géneros, la industria, el potencial, y su lenguaje propio; y en la segunda mitad, se aborda su historia y la situación actual del mercado. En mi opinión, es mucho más interesante la primera parte, ya que creo que es un tema que no se había abordado con ese rigor hasta ahora.
En la segunda, además del hecho de que es un tema bastante trillado ya -aunque seguramente era necesario cubrirlo-, se han incluido multitud de referencias incorrectas que empañan en resultado. Situar el Coleco Adam (1983) antes que el Apple II (1977), dar como publicados juegos inexistentes o cancelados -“Virtua Fighter 2” para Dreamcast, “BC“, o “Dinosaur Planet“-, decir que “Panzer Dragoon” lo diseñó Yu Suzuki, o que el Super Game Boy servía para jugar en la portátil a juegos de Super Nintendo, son errores que sorprenden al ver la multitud de fuentes documentales a las que se hace referencia constante en el libro. En el fondo, esto no deja de ser una simple anécdota que espero que se corrija en próximas ediciones, y personalmente recomiendo el libro a todo el que quiera un análisis serio de este apasionante medio.