El inicio de la primavera en Asturias es siempre barroco desde hace cuatro años. La sala de cámara registra entradas impensables demostrando de nuevo que Oviedo es la Viena del Norte por oferta, una inversión que el CNDM capitaneado por Antonio Moral ha entendido desde 2014, y a la vista de los resultados es obvio que se debe continuar en esta línea.
Hay que reconocer que la acústica no siempre juega a favor de los músicos ni la elección de los instrumentos arropando la voz por ser muy personal (recordar que el barroco siempre está abierto a múltiples interpretaciones) y cada concierto es distinto del anterior. El apunte quería hacerlo porque hubo momentos que resultaron pesantes al intervenir todos los músicos, con frecuencias y timbres desiguales, duplicando voces en el grave o acordes repetidos en guitarra y clave que enturbiaban el discurso, más aún cuando la catalana se unía al conjunto perdiéndose dicción ante la avalancha sonora. Mejor resultaron las combinaciones con menos instrumentación que favorecen fraseo vocal y visten más adecuadamente unas melodías hermosas, especialmente en la voz de la tarraconense Nuria Rial.
No faltaron xácaras, folías, marionas o canarios instrumentales que rellenan programa y descansan la voz, pero también Tarantella y fandango de Santiago de Murcia con sabor y aliño andaluz de Fahmi para unos platos conocidos y cocinados con sello propio. Como entremeses de este banquete pudieron resultar excesivos, aunque Durón en la voz de Rial se encargaba de cantarnos Sosieguen, descansen, palabras mágicas y momentos para las dosis en su punto justo, como también el recitado y aria de El imposible mayor en amor, le vence Amor de José de Torres pero mal atribuido a Durón (aunque ya sabemos que Raúl Angulo ayudó a poner las autorías en su sitio) o el aria que daba título al programa "Muera Cupido" de Salir el amor del mundo, bien cocinado y servido por la Accademia del Piacere con Nuria Rial enamorando también en Oviedo.