Nos situamos en la Plaza del Carbón, abarrotada de gente y música, para verlo y vivirlo. Como siempre, es un placer reencontrarme con las amigas de la Asociación, un ejemplo de superación y también de diversión. El rato se hace corto, entre bromas, fotos, pequeños y grandes animándose a pasar por mis pinceles a colaborar con la causa.
Pero, especialmente, gracias a las voluntarias que me acompañaron, todas y cada una de ellas, un encanto: de sus sonrisas y sus abrazos nace la ilusión de seguir pintando y colaborando, con unas gotas de cariño y una pizca de locura.
Espero veros pronto, chicas :)