Cuarto título de la temporada con gran expectación y "división de opiniones" en la primera representación dominical. Sigo pensando y diciendo que hablar más de la escenografía que de la música es otra de las modas, pasajeras aunque recurrentes, como lo fue la de los directores de orquesta o los intérpretes. En el caso de muchos que crecimos con discos de vinilo y nuestras primeras óperas en las butacas "ciegas" de los años 70 y principios de los 80, el oído manda, los cantantes y la orquesta. Si además el decorado (perdón, todo lo habitual: dirección de escena, escenografía, vestuario, iluminación... y la tramoya en general) ayuda, entonces el placer puede ser completo.
Del reparto vocal nadie sobra porque todos tienen protagonismo escénico y vocal, técnicamente difícil siempre cantar barroco por la cantidad de agilidades (adornos) más la necesidad de cada aria "da capo" resulte aún más impactante y diferenciada que la primera vez, algo desigualmente resuelto por cada uno aunque equilibrado en los nueve cantantes, segundo puntal en el que se asienta la ópera.
AVISO:Todas las las fotos, excepto programa e ilustración "Agrippina" de Helena Toraño (Ópera de Oviedo©Vlaamse Opera / Annemie Augustijns