¡¡viva la educación!!

Por Ernesto Villodas
 Salida del pasado 11 de enero en la que compartí junto a mi hijo Daniel, observaciones y vivencias con los amigos del "Club de Jóvenes Pajareros de Burgos" que cada año son más numerosos y más animosos, siempre excelentemente guiados por el carismático Pinto.
 Foto de familia en Santoña. El "club" es una iniciativa preciosa y muy práctica para educar a los chavales en temas tan importantes como la convivencia o el amor a la Naturaleza. Como contrapunto de esta buena manera de ocupar el ocio de nuestros jóvenes os contaré, al final de esta entrada, una conversación que escuché ayer mismo, mientras disfrutaba de un café.
 Cisne cantor (Cygnus cygnus)  Antes os presento alguna de las fotos que hizo Daniel en la entretenida jornada con los amigos burgaleses.
 Aguilucho lagunero (Circus aeruginosus)
 Martín pescador (Alcedo atthis)
 Cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis)
 Zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis)
Alcaraván común (Burhinus oedicnemus)
Colimbo grande (Gavia immer) Y toca el momento de contaros algo de la conversación que os comenté más arriba, entre dos cazadores que no dieron importancia a que yo estuviese tomando el café a escaso medio metro de ellos. Eran cazadores de becada (sorda), y el mayor aleccionaba al más joven (que se tenía la lección bien aprendida) sobre cuando aparecían las cada vez más escasas becadas en nuestros montes. "Cuando por aquí (Escalante) se ven las avefrías... carga los cartuchos que la sorda está en el monte." El joven confesó: "El otro día arriesgamos porque salimos con nieve". El veterano no desaprueba esta conducta ilegal, más bien al contrario la jalea: "Es lo que hay que hacer aunque si te pillan los del Seprona te cae una buena." De nuevo el mayor toma la palabra: "La sociedad de caza de becada de Navarra, anilla a las sordas y ya saben donde invernan; En Argelia y Marruecos. Organizan viajes y van allí a cazarlas con perchas de 50 y hasta 80 becadas. Sólo van a eso pero merece la pena."
Luego se quejan de que no hay aves en nuestros montes cuando su única intención es masacrarlas, cuantas más mejor, como sea y donde sea... y si no se pone remedio pronto acabarán con todas. Estoy seguro que estos cazadores puestos a debatir sobre estos problemas en público, nunca confesarían estas tropelías y se calificarían (siempre lo hacen) como los máximos defensores de nuestra Naturaleza.
Finalizo con una nota de optimismo, ya que el final de su conversación fue bastante esperanzador para mí. Hablaban de la falta de nuevas vocaciones entre los jóvenes, del rechazo del hijo del mayor  a seguir con la tradición, o de la falta de aficionados de su edad en el más joven. Alucinen ustedes con la explicación que dieron para explicar porqué la actividad cinegética envejece y (esperemos) puede acabar desapareciendo:  "Esto sucede por cómo les educan en el colegio, en el respeto a los animales y sensiblerías de este tipo, que no se puede ni tirar una piedra a los pájaros, ni dejar un perro cuando no te sirve." Y ciertamente es así, pero no "por culpa" sino más bien "gracias a" tener unos niños más sensibles y educados que lo de matar otros seres vivos vaya perdiendo vigencia entre las nuevas generaciones.
Como estos jóvenes pajareros de Burgos que podrían dar un par de lecciones a la España anacrónica que escuché tomando un café. ¡¡Viva la educación!!