Si ya es complicado analizar la carrera de alguno de los más destacados jugadores NFL, menos que eso, será imposible el considerar las posibilidades deportivas de alguien que acaba de aterrizar en el exigente mundo NFL. Mark Sanchez, o para ser exactos, Mark Travis John Sanchez Moreno, méxico-estadounidense de tercera generación es un auténtico ídolo y modelo en su país y (o no, atentos al artículo de Miguel Angel Esses), la verdad es que no podemos ni imaginarnos lo que ello significa para la enfervorecida -y maltratada- afición mexicana. En su escasa primera temporada veo a Sanchez como un pequeño ratón, dispuesto a aprovechar todas las oportunidades que en su camino surjan. Así, tras inclinarse por agotar sus años de Universidad antes de dar el salto al Draft se dió cuenta que una gran ventana de oportunidades se abría ante la renuncia que McCoy, Bradford y Tebow realizaron siguiendo el mismo razonamiento que Sánchez; y entonces él se dijo: "Por qué no?, vamos a adelantarlos por la derecha" (cita no textual). Dicho y hecho, se subió al carro del riesgo -difícilmente un jugador que haya anticipado su entrada en la NFL logra triumfar- y aceptó el reto de los Jets quedándose en la cuneta Seahawks, Browns y Redskins.
Deportivamente hablando no hay mucho más que resaltar salvo que la ilusión ha vuelto a las filas de los Jets. Sanchez no ha roto las tablas de registros de QB's, más bien ha anotado un QB rating (sí, mi obsesión) bastante discreto [63,0] pero de igual forma destacaré que pese a su condición de rookie anticipado -como hemos comentado, un año antes de lo que le correspondería- y alguna que otra lesión menor, Mark condujo a los Jets hasta la clasificación para los wildcard a una sola victoria de los Patriots (9-7), eliminado a los enrachados Bengals de Palmer, Ochocinco, Benson y compañía. Tras ellos mordieron el polvo de la derrota los siempre temibles San Diego Chargers por un ajustado (17-14) para caer en la final de la AFC, un tanto estrepitosamente, en el Lucas Oil Stadium de Indianapolis por 17-30. Los tres partidos más decisivos de la temporada fueron disputados por los Jets lejos de New York.
Hoy Mark Sanchez es un QB con proyección. Su principal virtud ha sido la de asentarse en el equipo con rapidez, hacerse con las riendas con confianza e impulsar al equipo hasta uno de sus mejores resultados de las últimas temporadas, solo en la temporada 2004 el equipo llegó -y cayó- en las finales de división y en 2006 doblaron la rodilla en los wildcards. A poco que el QB vaya cogiendo confianza y las cosas funcionen con tipos como Shonn Greene, Tomlinson o Holmes, los Jets pueden encender su propulsor y, en ese caso, ¿quien sabe a dónde podrían llegar?.
Nueva prueba del compromiso del QB ha sido su rápida reincorporación a las dinámicas del equipo durante la preparación de verano tras haber sido sometido a un intervención quirúrgica en un ligamente de la rodilla izquierda a principios de año. Sin duda el término "ilusión" es el que más y mejor describe lo que a los Jets se refiere.