Esta es una de las frases que ha utilizado el maliense de 29 años, Aliou Traoré, mientras hablaba de las condiciones en las que viven él y otros inmigrantes africanos en chabolas de plásticos en la localidad de Huelva.
El lugar que le había servido de vivienda a él y a otros compatriotas, aunque en condiciones paupérrimas, dejaría de serlo debido al desalojo que realizarían miembros de la Guardia Civil junto a un tractor-grua. No sabían a dónde llevar sus pocas pertenencias.
Traoré siente pesar por su situación y recuerda a su sabio padre, un hombre muy conocido en el pueblo. “Se le abría partido el corazón, él no aceptaba que yo me marchase”, asegura el maliense.
Como Aliou y los demás inmigrantes africanos que convivían en esas chabolas, habitan decenas de personas que carecen de los recursos económicos necesarios para paliar la crisis o sobrevivir en una coyuntura muy crítica como la actual, donde no sólo NO se consigue empleo por la falta de papeles sino porque no hay y son muy pocos los que pueden colocarse en algún puesto.
De acuerdo a la información publicada por El Mundo en su versión digital, estos jóvenes inmigrantes vivían en chabolas ubicadas en un arenal entre pinos en la zona de Las Madres, cuyo lugar limita con un arroyo y el campo fresero de Las Malvinas. Fueron denunciados por el ayuntamiento ante la subdelegación, por considerar que es un foco insalubre.
Sería recomendable que además de echar a estas personas que carecen de un lugar donde residir se les prestara algún tipo de atención o ayuda social, para que estos inmigrantes puedan encausar por un mejor camino sus vidas; aunque claro está, que muchos de ellos quieren retornar a sus tierras por carecer de documentación legal y por el desempleo, que actualmente, no tiene solución.