Podríamos perdernos en esta jungla microbiana: hay hongos que a veces parecen no serlo, porque sus esporas nadan, y también hay virus que destruyen bacterias, como los Podoviridae, y en una gota del fluido del rumen puede haber más de estos virus que personas en el mundo. Para todos estos microbios la oveja es valiosa, porque ofrece en su rumen un buen ambiente donde vivir, lleno de alimento y lejos del oxígeno del aire, que los dañaría. Fuera de la oveja, estos seres microscópicos deben de sobrevivir a duras penas convertidos en esporas, si es que sobreviven, a la espera de ser tragados para resucitar dentro del estómago. Para la oveja, los microbios son valiosos: sin ellos, no podría digerir la fibra, el componente principal de la hierba. Gracias a sus extraños aliados, la oveja asimila la celulosa en forma de sustancias sencillas, el producto del tanque de fermentación que es su rumen. Pero la oveja también devora a sus benévolos inquilinos, cuando digiere la pasta de hierba fermentada, en otra cavidad del estómago. Y toda esta historia al final puede terminar en nosotros, a través del cordero y del queso. Más sobre el rumen de la oveja en este artículo, y sobre la vida primigenia en Knoll (2003) La vida en un joven planeta, Omega.
Podríamos perdernos en esta jungla microbiana: hay hongos que a veces parecen no serlo, porque sus esporas nadan, y también hay virus que destruyen bacterias, como los Podoviridae, y en una gota del fluido del rumen puede haber más de estos virus que personas en el mundo. Para todos estos microbios la oveja es valiosa, porque ofrece en su rumen un buen ambiente donde vivir, lleno de alimento y lejos del oxígeno del aire, que los dañaría. Fuera de la oveja, estos seres microscópicos deben de sobrevivir a duras penas convertidos en esporas, si es que sobreviven, a la espera de ser tragados para resucitar dentro del estómago. Para la oveja, los microbios son valiosos: sin ellos, no podría digerir la fibra, el componente principal de la hierba. Gracias a sus extraños aliados, la oveja asimila la celulosa en forma de sustancias sencillas, el producto del tanque de fermentación que es su rumen. Pero la oveja también devora a sus benévolos inquilinos, cuando digiere la pasta de hierba fermentada, en otra cavidad del estómago. Y toda esta historia al final puede terminar en nosotros, a través del cordero y del queso. Más sobre el rumen de la oveja en este artículo, y sobre la vida primigenia en Knoll (2003) La vida en un joven planeta, Omega.