Vivimos un momento fantástico para la economía española
Vivimos un momento fantástico para la economía española. Llega dinero de todas partes. No estoy siendo sarcástico ni cínico. No me lo estoy inventando. No pretendo insultar a la inteligencia humana ni burlarme de los millones de personas que en España viven en la más absoluta miseria. Son palabras reales. Declaraciones del miércoles del presidente del Banco Santander, Emilio Botín, desde la capital del mundo, la víspera del Día Internacional para la erradicación de la pobreza.
Botín y los de su calaña viven en un mundo paralelo, un mundo donde sacan provecho de la miseria humana para enriquecerse sin atisbo de remordimiento. Su banco tiene previsto ganar 3.000 millones de euros en España en 2016. Él no sabe lo que es la pobreza. Pertenece a ese selecto grupo de 402.000 españoles millonarios, que ha aumentado en 47.000 individuos durante el último año, en plena crisis, en pleno escenario de “ajustes”. El dato contrasta de forma grotesca con otros dos: el 27% de la población, 12 millones de personas, vive en situación de pobreza y exclusión, y son ya 3 millones las que tienen que sobrevivir con 300 euros al mes. Es decir, el porcentaje de millonarios crece al mismo ritmo que lo hacen quienes tienen que vivir de la caridad. Ese es el modelo de país al que nos están conduciendo sin que la mayor parte de la ciudadanía apenas se inmute. Sí, mucha pena, mucha solidaridad de boquilla, pero poca acción.
Las palabras de Iñaki Gabilondo son crueles. A más de uno incluso le ofenderán. Y aunque a su reflexión le podamos poner el velo del sarcasmo, hagamos el ejercicio de colocarnos en su lugar. Hagamos nuestras esas palabras y pensemos sinceramente si no están cargadas de razón. No es ése el pensamiento únicamente de los Emilios Botines de España. Millones de insignificantes seres en los que los Emilios Botines de España se mean a diario hacen suyo, en mayor o menor grado de consciencia o inconsciencia, el discurso de Iñaki.
Ayer miles de personas volvieron a salir a la calle para reclamar justicia social, para protestar “contra la riqueza que empobrece”. Frente al inmovilismo de muchos, más de un millar de organizaciones no gubernamentales se han unido en torno a la Alianza Española contra la Pobreza y, entre otras cosas, han redactado un decálogo para una lucha eficaz contra las causas de la pobreza, dirigido al presidente del gobierno, Mariano Rajoy, que creo que no hace falta que diga lo que va a hacer con él… El PP, con el gran percebe a la cabeza, tiene muy clara la hoja de ruta de su acción de gobierno. Los datos de aumento de millonarios y de pobres no son una simple casualidad.
Botín está feliz, y eso a pesar de que más de medio millón de parados (sic) defraudan a su país. Serán traidores… Da igual que la información, tendenciosa a más no poder, ofrecida por la (súper)vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, fuera falsa. Concretamente, en más de medio millón de esos seres despreciables, vagos y defraudadores que son los desempleados. La vicepresidenta miente a conciencia para criminalizar a un colectivo, para culpabilizarlo de los problemas del país, para crear una corriente de opinión interesada, y cuando se demuestra con datos que, efectivamente, miente, en vez de disculparse y rectificar arremete contra el gobierno anterior. “Y tú más”.
Hay personas dispuestas a decir basta, hartas del desprecio al que los más desfavorecidos están siendo sometidos sistemáticamente por un gobierno reaccionario. Varias personas han iniciado una huelga de hambre que aseguran que no abandonarán hasta que el ejecutivo de Rajoy dimita. La iniciativa, más allá de lo llamativa que pueda parecer es una llamada a la acción. Ya veremos cómo acaba la cosa, pero me temo que, si su determinación es seria, y si no provoca un apoyo masivo, acabarán siendo hospitalizados por la fuerza. Si no hubiera atención mediática no tengo dudas de que Rajoy y sus secuaces los dejarían morir sin inmutarse.
En esta España poco menos que paradisíaca que presenta el Sr. Botín en New York suerte que los no millonarios contamos con el apoyo de los movimientos que surgen de la sociedad civil. Suerte, por ejemplo, que existe una Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) que trabaja por que se cumpla uno de esos derechos fundamentales que contempla la Constitución, y que, sin embargo, para los gobernantes parece que ya no existen. Gracias a la labor incansable de la PAH cientos de familias no han sido desalojadas de sus hogares. El último caso sonado tuvo lugar esta semana, el mismo día en el que Botín se jactaba de las bonanzas de la economía española. Fue en Salt, una localidad cercana a Girona, donde 16 familias podrán seguir viviendo en un bloque propiedad del ‘banco malo’, que financiamos todos los españoles a fondo perdido. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos paralizó el desahucio programado para la mañana del miércoles y reclama al gobierno que acredite las medidas que tomará para garantizar el derecho a la vivienda de las familias tras ser desalojadas.
“Menudos sensibleros estos jueces europeos”, lamentarían Rajoy y compañía al enterarse de la noticia, al tiempo que renegarían una vez de esos “nazis” de la PAH.
Movilizaciones para reclamar medidas contra la pobreza extrema y el derecho a la vivienda. Sí, sin duda España vive un momento excelente.
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