"Qué ganas de desahogarme y poder decir lo que me pasa. Llevo desde la quinta semana de embarazo con un mal cuerpo que me muero. Me siento fatal revuelta, con ganas de vomitar todo el tiempo y con un mal sabor de boca asquerosa.Los olores me revuelven tanto que tengo que irme de aquellos lugares donde huela con olores que me machacan. Por ejemplo mi marido el pobre se hizo unas gambas al ajillo y tuve que huir porque no lo soportaba.Además de todo esto, me siento cansada y muchas veces el malestar de las náuseas y vómitos, me hace sentirme enfadada y de muy mal humor, por lo que me gustaría que la gente entendiera lo mal que me encuentro para poder justificar a veces mis cabreos.
Lo que peor llevo es no poderle decir a mi hija, que me cuide, que tengo un bebé en la barriga y que me encuentro tan mal que por favor lo tenga en cuenta y me perdone. Pero claro no puedo decirlo y lo que pasa es que a veces la pego un grito que para ella es que no viene a cuento, pero para mi significa que no puedo más y que quiero que este malestar se pase ya de una vez por todas.
Este verano, se lo conté a una amiga lo de mi embarazo, porque me pasaba mucho tiempo con ella y decidí decírselo por miedo a que pensara que era una tía rara o que siempre estaba de mal humor.
Estoy deseando que pase el tiempo que mi marido y yo decidimos para contárselo a la gente. Lo saben mis padres, necesitaba contárselo, para que me cuiden. Aunque en casa mi marido es bastante respetuoso y me cuida bastante. No me puedo quejar en ese aspecto.
Ayyy madre, deseo con todas mis fuerzas que pueda disfrutar de este embarazo, que pueda decir que tengo un bebé creciendo y que no sea todo un asco. Que pueda compartir con Lola, esta experiencia para que desde antes de que nazca se convierta en la hermana mayor y para que también ella me cuide, aunque sea a su manera".
La verdad que lo leo y me acuerdo, que mala estaba. Estoy de 22 semanas y me siento algo mejor, ahora tengo otras molestias, la naúseas y vómitos se van espaciando, afortunadamente. Pero recuerdo ese asco en mi cuerpo, ese sabor desagradable que algunas veces me provocaban las propias arcadas. Ahora a veces aparecen pero no es constante, con lo que supone una pequeña liberación.
Escribí este post como he dicho, a modo de desahogo y quizás por si alguien lee en mi blog y se encuentra así, que piense que a veces pasa. En el embarazo de Lola no me pasó tanto, no recuerdo que fuera tan desagradable, aunque quizás se olvida. Quizás sea eso, que se olvida porque si no la mayoría de las mujeres no volveríamos a quedarnos embarazadas.