Vivir versus sobrevivir

Publicado el 17 enero 2016 por Wig
No es lo mismo sobrevivir que vivir plenamente. Ni mucho menos. La mayoría sobrevivimos; otros viven como pueden. Así son las cosas, que no se han inventado. Cada cual quiere tener criterio sobre los demás, y los demás se convierten en más papista que el Papa. Todos no. Algunos, por alguna extraña razón, están en fuera de juego. Antes se les torturaba o  quemaba. Ahora se les intenta ningunear. Estamos hecho de una pasta de irracionalidad social que no hay laberinto más entramado que el de las relaciones sociales. Vuelven a pasar hechos y sucesos de los que tuvimos que haber aprendido alguna lección para no repetir, y no aprendemos nada. La depresión será uno de los grandes males de la sociedad si no lo es ya. Y no me extraña. En cuanto te detienes a observar como se retuercen las relaciones sociales, te amilanas y sientes un gran vacío existencial al ver la absurdidad a la que estamos avocados. Pasamos de nómadas a disponer la "autoridad" a hierro y fuego sobre la tierra como si fuera de nuestra pertenencia. A ciertos "errantes" se les creó un país de la nada; a otros, se les repudia al son de "no hay cama para tanta gente". La filosofía desaparecerá del currículo educativo porque es preferible adorar los pensamientos de los nuevos "groupies" del éxito  social y sus fórmulas de perogrullo para conseguirlo antes que recordar lecciones e historias existenciales tan reales como la vida misma. La suerte no existe -suelen decir-. Es todo trabajo. Me temo que eso es una mierda en un palo; es lo que no existe. Si tienes dinero y posición social, y tienes éxito, es todo trabajo. Si eres pobre y tienes éxito, es suerte. Eso te dicen, te repiten, te enseñan y te inculcan desde la más tierna infancia. Es mentira, por supuesto. Es cuestión de establecer distancias entre las clases sociales. Siempre habrá ricos y pobres aunque lloren al nacer igual que todos y terminen igualemente convertidos en polvo que se lleva el viento. Pero unos viven jodiendo y otros sobreviven jodidos. Aquello del "perro del hortelano". Y nadie es culpable de la vida que le toca.