a medianoche los hombres de lavapiés y de otros barrios,de otras ciudades, de otros países, sienten esa delgada línea entre la vida y la muerte
no hay transición entreel momento en que nace un niño y en que fallece un hombre y, para algunos, la vida se pasa en un suspiro, cada uno sobrevive como puede, los enfermos empeoran cuando la oscuridad se apodera de los cielos, otros dan sus últimos coletazos y pasan a dormir el sueño eterno
los sanos, llegada esta franja horaria, a veces hacen recuentoy se alegran de haber salido vivos de este puto día, de estar en pie otro amanecer, listos para encarar lo que el destino lesdepare cuando despunte el alba.
José Angel Barrueco, Inédito[Texto recortado y extraído de mi novela Vivir y morir en Lavapiés]