Panorámica en 1926 (pincha en ella para ver más grande)
Vista aérea de la zona de los Ángeles en 1928
Fue a partir de 1892, cuando el pequeño pueblo de Los Ángeles, hasta entonces con escasos 10.000 habitantes y dedicados por completo a la ganadería y a la pesca, empezó a convertirse en uno de los centros de producción petrolífera más importantes de todo EE.UU. y por ende de todo el mundo. Pocos años atrás, ya había incrementado notablemente su población al verse atraídos al lugar numerosos cazafortunas en busca del preciado oro, en la llamada fiebre del oro. Fueron dos de estos buscadores de oro, aunque con muy poca fortuna en esta búsqueda, los que dieron un vuelco a toda la actividad y vida de la zona al construir el primer pozo petrolífero en ese año. Estos dos pioneros fueron Edward L. Doheny y Charles A. Canfield, quienes tras ver un carro con alquitrán en las ruedas y preguntar al dueño de este de dónde venía, iniciaron las primeras prospecciones en el lugar señalado, encontrando el preciado y ambicionado ya en esas fechas, oro negro. Para dar con él tuvieron que hacer varios pozos de unos 150 metros de profundidad.
Boardinghouse Tunnelen Adams Canyon. Uno de los primeros túneles en busca de petróleo excavados
Primeros pozos petrolíferos de la zona
Este hallazgo significó el boom del petróleo en la zona. El efecto llamada del oro negro no se hizo esperar y en escasos 10 años la población de Los Ángeles se había multiplicado por 6. A principios de siglo la producción anual rondaba los 3 millones de barriles; en 1908 esta ya superaba ampliamente los 80 millones de barriles.
Pioneros del petróleo en Los Ángeles
Era tan fácil encontrar petróleo que rápidamente se iniciaron las prospecciones en las zonas residenciales. Los propietarios de las parcelas, especialmente en el barrio de Signal Hills, que las habían comprado para uso residencial rápidamente optaron por construir pozos petrolíferos junto a sus casas. Cómo se puede ver en las fotografías que se conservan de la época, en algunos casos, las parcelas eran tan pequeñas que las torres se hacinaban unas casi encima de las otras. Obviamente a ninguno le importaba, ya que se estaban enriqueciendo rápidamente con la comercialización del oro negro.
Barrios residenciales con las torres de petróleo
Haciendo vida junto a las torres de prospección
Casas junto al petróleo
Rápidamente se extendieron los lugares donde buscar el petróleo, y fue en las playas cercanas a la ciudad donde mejores yacimientos se encontraron. Las principales playas en las que se levantaron estas torres fueron Long Beach y Huntington Beach. Las estampas de las siguientes fotografías se hicieron habituales durante las décadas siguientes, donde podemos ver cómo los bañistas compartían baño con las numerosas torres. Las quejas de los que disfrutaban de las playas eran algo habitual, ya que los continuos escapes y derrames de crudo hacían que este fuese a la playa con la consiguiente suciedad e insalubridad que conlleva.
Playas inundadas de torres
¿Te darías un bañito aquí?
Durante la década de los 60 y los 70 las reservas de estos yacimientos empezaron a escasear y la mayor parte de ellos fueron agotados lo que hizo que, junto la presión popular de los ciudadanos que no querían como vecinos a los molestos, ruidosos e insalubres pozos, se comenzaran a abandonar y derribar las explotaciones petrolíferas. Los últimos de ellos fueron clausurados a finales de los 80. La ciudad quiso conservar algunos convirtiéndolos en museos u obras de arte, como recuerdo de la historia más reciente y más fructífera de Los Ángeles.
Torres conservadas en la actualidad
Skyline actual de la ciudad de Los Ángeles
Fuente: History of Oil Production in California: California Department of Conservation, Department of Oil and Gas