Hace dos años recorrí en bote la Bahía de Byscaine. Llegamos a la parte de atrás de Vizcaya sin saber qué era, pero nos llamó la atención esa embarcación de piedra clavada en el mar con la casa de fondo. Recuerdo el sonido del agua chocando en las esculturas dentro de ese baño de silencio. Estaba cerrado el acceso y nos quedamos ahí un rato armando conjeturas, hasta que no quedó más remedio que dar la vuelta y seguir mar adentro, olvidando esa casa que estaba ahí como puesta en el medio de todo.
No sé porqué no me preocupé en visitar el lugar durante ese viaje, pero no lo lamento. Mi mirada hacia las cosas, hacia lo nuevo, era muy distinta dos años atrás. Ese lugar es Vizcaya Museum & Gardens, una residencia que se construyó en 1916 al antojo de un industralista llamado James Deering y que respira el estilo renacentista por todos lados. No soy crítico del arte, es muy poco lo que entiendo y para contarles aquí todo lo que casa encierra en construcción, sería repetir lo que leí en los folletos con el esmero de saber lo que estaba viendo. Hay visitas guiadas, pero mejor es ir cada quien por su cuenta, hay explicaciones a cada paso. Es mejor llevar ritmo propio. En la entrada, después de pagar 15$, puedes comprar una guía en español o inglés por 3$. Ahí está todo. No se necesita más.
Pero volvamos, Vizcaya está ahí desde 1916. Su construcción duró dos años y era una residencia a la que Deering iba para huir del invierno. ¿Quién es Deering? Parece que poco importa. Su casa, de tan hermosa, ahora es un museo. Sus jardines son amplios, hermosos, húmedos. La playa de fondo es el soundtrack perfecto; las orquídeas el toque melancólico. Hay silencio en este lugar y de tan distinto, es Monumento Histórico de Estados Unidos ¡y está en Miami! Vamos, que está muy bien ir a Dolores but you can call me Lolita, broncearse en cualquier playa, perderse en South Beach, pero ¡hey! está Vizcaya y es linda, un mundo aparte, un paseo interesante, otra cara de la ciudad. Y eso es lo que nos importa, ¿no? Poder ver a Miami con otros ojos. Al menos a mí.
Las fotos de Vizcaya, las pueden ver AQUÍ y si van, cuéntenme qué tal.