La combinación instrumental de una voz de soprano y un octeto de violonchelos es ya de entrada original, y uno se acerca con sumo interés al contenido del disco. Curiosamente, no hallamos por ningún lado la célebre canción de Sergéi Rachmaninov así bautizada, y la obra que vehicula el álbum es Las Cuatro Estaciones Porteñas de Astor Piazzola en el arreglo para esta formación de cuerdas que elaboró en 2013 el chelista y músico británico James Barralet. Una más de las incontables trasmutaciones instrumentales de que goza la popular obra del compositor y bandoneonista argentino cuya homogénea y compacta textura musical hace justicia al original para cuerdas, piano, guitarra eléctrica y bandoneón.
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