Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksievich

Publicado el 16 septiembre 2019 por Duermevela
Voces de Chernóbil
Svetlana Aleksievich
No ficción
DeBolsillo
408 páginas
11,35€
Sinopsis:
Un libro estremecedor que da voz a las personas que sobrevivieron al desastre de Chernóbil y que fueron silenciadas y olvidadas por su propio gobierno.

''EN MITAD de la noche oí un ruido. Gritos. Miré por la ventana. Él me vió: ''Cierra las ventanas y acuéstate. Hay un incendio en la central. Vendré pronto.''

El relato de la esposa de Vasia, un joven bombero, abre este impactante libro sobre las secuelas que la catástrofe de Chernóbil dejó en personas que lo vivieron y de la manipulación de la información por parte de las autoridades soviéticas.

Este libro está planteado como si fuera una tragedia griega, con sus coros y unos protagonistas marcados por un destino fatal que hacen oír sus voces a través de monólogos. Pero a diferencia de una tragedia griega, en Chernóbil el orden no volverá a restablecerse: no hay catarsis posible.

Opinión:Definitivamente soy de otra planeta.
Como la gran mayoría terminé leyendo este libro por la serie Chernóbil de HBO, la cual me encantó. Cogí este ensayo para poder seguir disfrutando de la historia y no ha podido ser. A la gente le ha gustado mucho pero a mí no.
Sabía que no era una novela, sabía que estaba formada por relatos de diferentes personas relacionadas con lo sucedido en Chernóbil, pero lo que no  me imaginaba era el compendio de historias que ni me van ni me vienen porque no van de Chernóbil propiamente dicho... te hablan de la Unión Soviética (cómo controlaban a la gente, etc.), el poder dentro del poder (KGB), las guerras entre ellos mismos, la guerra contra los nazis, etc.
Lo siento, si cojo un libro titulado Voces de Chernóbil quiero leer sobre Chernóbil y no sobre cualquier cosa que la gente que haya vivido o viva allí quiera contar. Seré una insensible, pero es que lo veo así.
La primera historia (la famosa mujer de uno de los bomberos) y las dos últimas, si no recuerdo mal, son las mejores junto con un par de testimonios de los liquidadores de animales. Impactan muchísimo. Pasas de la pena a estar escandalizada de una línea a otra, sobre todo con todo a lo que se expuso la mujer de la primera historia. Luego están los niños, niños de alrededor de 7 años que te hablan de cómo les queda nada para morir con una tranquilidad y certeza que te hiela la sangre. Cómo olvidar a toda esa gente que fue engañada por un gobierno que les decía que no pasaba nada y han perdido a maridos, mujeres, padres, madres, hermanos, hermanas y hasta hijos e hijas tras años de enfermedad, tras años de sufrimiento y encima de desamparo porque el gobierno no les reconocía que lo que les ocurría era por Chernóbil y entonces no se hacían cargo de ellos. Y sí, no me olvido de los pobres animales, ha sido esperanzador leer tantos relatos de tantas personas preocupadas no solo por sus animales, sino también por la fauna salvaje de los bosques de la zona, en cómo han tenido que vivir por culpa de los humanos, de cómo hubo que intentar exterminarlos a todos, cómo los domésticos iban contentos hacia los exterminadores para ser inmediatamente asesinados... 
Hay relatos durísimos, te rompen. Pero también hay otros, muchísimos, que directamente indignan. Pienso lo mismo que esas personas que hablan del tema en el libro, Chernóbil no ha terminado y no es por la radiación, el suceso en Chernóbil aún debe ser profundamente estudiado, investigado y juzgado para hacer pagar a los responsables de todo aquello. No de la explosión, sino de cómo por el secretismo e ignorancia no alertaron a la población incluso cuando ya sabían lo peligroso que era, condenando así a millones de personas a una existencia de enfermedades y sufrimiento.
Esos capítulos cabrean, así de claro, más en los que te narran cómo iba equis político a la zona para demostrar que ahí no pasaba nada pero lo hacía con toda la equipación antiradiación de turno, sin comer ni beber nada que hubiese salido de allí, sin estar allí más de un par de horas, sin pisar demasiado la zona y una larga lista de cosas que obviamente le ponía a salvo mientras que el resto de la población tenía que vivir y trabajar allí, porque oye, aquí no pasa nada.
Tienen que rodar cabezas, muchas muchas muchas cabezas.
Al principio fue la ignorancia, de acuerdo, pero a las horas hubo una cantidad ingente de científicos que intentaban alertar a las altas esferas de lo que realmente estaba ocurriendo y tuvieron que callar porque desde la KGB les amenazaban con acabar con la vida no solo de ellos, sino también de sus familiares.
No se puede achacar todo a la época y a la falta de conocimientos, llegado cierto punto sabían muy bien lo que había y decidieron dejar a su querido y amado pueblo vendido a la radiación. 
Deben rodar cabezas. Punto.
Pero bueno, cambio de tema y voy a lo que ya no me ha gustado. A mi parecer tenemos demasiados relatos sobre cosas que no son realmente Chernóbil. Por ejemplo el de una mujer que se fue allí porque al considerarse soviética no podía vivir donde lo hacía (guerra), la echaban de allá donde iba y solo encontró Chernóbil como lugar donde poder vivir tranquila. Ojo, la historia es dura, no lo niego, pero al final tenemos páginas, páginas y más páginas de historias que realmente no son Chernóbil o sobre lo concreto de Chernóbil que esperaba leer.
Entiendo que Chernóbil está en un lugar específico, que pertenecía a la Unión Soviética, que era hijo de quien era, de unos ideales, de una forma de vivir, etc., que no se puede descontextualizar de su geografía e historia, pero con unos capítulos sobre la situación política, económica, social e ideológica hubiese bastado para contextualizar y entender.
En fin, soy la oveja negra de la familia lectora, a mí no me ha gustado demasiado. Se me ha hecho bastante largo aunque tenga partes muy buenas y duras, pero leedlo si os pica la curiosidad.