Quizá se enfatizan en exceso algunas secuencias a través de la música y la acción se estira demasiado, pero se puede entender lo costoso que debe ser para cualquier director descartar escenas rodadas con tanto esfuerzo y cariño. Estamos por tanto ante un filme descaradamente familiar, con un desenlace optimista que resulta incluso más positivo de lo que podría esperar el espectador. Y es que, para compensar la amargura de ciertas producciones, no vienen mal a veces unas dosis bien despachadas de ‘azúcar cinematográfico’.
Quizá se enfatizan en exceso algunas secuencias a través de la música y la acción se estira demasiado, pero se puede entender lo costoso que debe ser para cualquier director descartar escenas rodadas con tanto esfuerzo y cariño. Estamos por tanto ante un filme descaradamente familiar, con un desenlace optimista que resulta incluso más positivo de lo que podría esperar el espectador. Y es que, para compensar la amargura de ciertas producciones, no vienen mal a veces unas dosis bien despachadas de ‘azúcar cinematográfico’.