Se trata de Volotea, fundada por los que crearon Vueling en 2004, Carlos Muñoz y Lázaro Ros (ellos controlan el 26% de las acciones) que han conseguido reunir un capital en torno a los 30 millones de euros para poner en marcha el pasado mes de abril este proyecto low cost entendiendo este concepto desde el punto de vista del diseño del negocio como viajes punto a punto y no tanto como precio bajo.
Preside la compañía Greg Brenneman, presidente a su vez del fondo de capital riesgo CCMP que participa en el capital (49%) junto a dos firmas españolas, Axis y Sinaer Inversiones con el 25% cada una. Brenneman es un gran conocedor del sector. Fue el máximo directivo de Continental Airlines que se fusionó en 2011 con United para crear la primera aerolínea del mundo.
Si analizamos los dos fondos españoles inversores veremos que Axis Participaciones Empresariales es la gestora de capital riesgo más antigua de España que pertenece al Instituto de Crédito Oficial (ICO). Ha invertido en Volotea a través del fondo ICOpyme. O sea, que una cuarta parte del capital de Volotea es público. Recuerda a Spanair con Catalana de Iniciatives.
Por su parte Sinaer es una empresa cuya actividad principal es el mantenimiento de aviones, junto al recambio de piezas, teniendo entre sus clientes principales a Ryanair. El 76% de la propiedad está en manos de la venture capital Corpfin, de Alberto Oriol, mientras que el resto lo detenta su fundador, Alberto González, un experimentado mecánico conocedor del sector.
Volotea ha iniciado su actividad con tres Boing 717 en leasing. La estrategia de escoger este tipo de aviones de 125 plazas en lugar de otros con capacidad superior no es baladí. De hecho, es el eje central de la estrategia del negocio.
La intención de los gestores es convertir a Volotea en la aerolínea preferente de aquellas ciudades medias europeas donde no vuelan las low cost porque el territorio no abastece de suficientes pasajeros para que un 737 o un A320 sean rentables. Los vuelos de que disponen esas ciudades son gestionados por compañías tradicionales a precios altos.
Sin embargo, con aviones de menor capacidad Muñoz y Lázaro creen que hay una oportunidad de negocio para introducir el low cost en esos aeropuertos con vuelos directos. Veremos si pueden contener el negocio en un entorno de costes bajos. Los 717 son caros de mantener. Hay que tener en cuenta que se dejaron de fabricar en hace un lustro.
De momento, se han centrado en tres mercados principalmente para lanzar el negocio: España, Francia e Italia pero desechando utilizar los grandes aeropuertos (Barcelona, Madrid, parís, Milán o Roma) e intentando no solapar sus vuelos con los de otras competidoras low cost.
Este verano, la dirección espera cubrir 52 destinos. De momento, no tienen aún ninguna base en España, operando desde Venecia a 23 destinos. Su intención es cubrir hasta 70 ciudades medias europeas con sus vuelos punto a punto.
Junto a Muñoz y Ros en el equipo directivo están también Román Pané que fue director general de la compañía de vuelos charter Futura, y Marco Comani, con experiencia en Alitalia y Vueling. De Pané hay que explicar su vinculación a Corpfin en la época en que esta última ostentaba una participación en Futura que vendió en 2007 con unas ganancias cercanas al 50% de la inversión. Tiempo después esta aerolínea quebraría. La presencia de empresas de capital riesgo en el accionariado ya avanza la intención de consolidar un proyecto empresarial y prepararlo para su posterior venta sin embargo la situación actual del mercado con exceso de oferta y precios del combustible en máximos dificultaran que Volotea pueda exhibir un cuaderno de venta atractivo teniendo en cuenta que la parte de los ingresos será escasa. Siempre quedará la posibilidad de una colocación en Bolsa. Esperemos que cuando esa opción se plantee el mercado bursátil se haya recuperado de la debacle actual.