Casi dos semanas sin actualizar el blog es mucho tiempo, demasiado para mí. Y no ha sido por falta de ganas, ni mucho menos, pero llevo unos días de trabajo bestial que apenas dejan espacio ni tiempo para el ocio y el esparcimiento, y el blog, que ocupa buena parte de ese tiempo libre -cuando lo tengo-, ha sido una de las víctimas. Pero ya se sabe, el trabajo duro y el esfuerzo suelen dar sus frutos -no siempre, ya sabemos que de vez en cuando ocurre alguna injusticia- y a mí la recompensa me ha llegado en forma de ascenso y de contrato indefinido, que hoy en día y con la que está cayendo se me antoja un logro imprescindible para disfrutar de un mínimo de tranquilidad y estabilidad. A pesar de ello, no hay que descuidarse porque con esta
Así pues, estoy muy contento por mi nueva situación laboral, aunque uno de los daños colaterales sea el disponer de poco tiempo libre. ¡No se puede tener todo! Estoy en un sitio donde me valoran, con unos compañer@s que merecen la pena y en un sitio donde me gusta lo que hago. Además, es muy probable que en los próximos meses decidamos dar el salto hacia el vacío de la independencia total y la hipoteca que ello conlleva.
En fin, que no me extiendo más. Vuelvo a la carga porque, aunque reconozco que se me ha pasado por la cabeza la idea de eliminar el blog de un plumazo, sería algo así como acabar con una pequeña parte de mi vida, pues no en vano lleva acompañándome durante los últimos cinco años y medio, sirviéndome fiel como vía de escape, para mi esparcimiento personal y como forma de contacto con much@s de vosotr@s. Así que, como se suele decir, bicho malo nunca muere...