regreso de nuevo al que fue mi hogar. Soy Grizabella. (Silencio y expectativa). Esperaba un buen recibimiento, pero aquí no hay nadie. No pretendía ser tratada con deferencia, sólo un pequeño recibimiento, un «hola», quizá, o un «vaya, ha vuelto de nuevo; esa vieja gata nos viene a dejar sus huesos, ¡un verdadero legado!». Pero aquí no hay nadie.
no me engañáis. Veo vuestros ojos felinos curioseando desde la oscuridad. Siento vuestra presencia a pesar de vuestra voluntad de ausencia. Penoso, ¿no creéis? (Silencio). Una tiene el derecho de volver a donde le dé la gana, incluso si fue echada. ¿Quiénes sois vosotros para blandir ese poder moral que no es más que «la unión hace la fuerza» de un rebañismo aborregado?
he vuelto, y mientras me quede un suspiro de mi séptima vida, me oiréis. Esta vez no callaré. Si no queréis darme la bienvenida, allá vosotros, tengo los bigotes demasiado quebrados como para ir detrás de nadie. He vuelto y he traído conmigo la luna llena.
ronronea: grizabella