Volver a correr al salir de una lesión, dependiendo del grado de esta, puede convertirse en toda una odisea, quién no ha escuchado alguna vez aquello de “volví a correr pero ya no fue lo mismo”, algo que por desgracia es bastante habitual y que acaba por mermar esas ganas iniciales de volver, de nuevo, a practicar el deporte.
Lo primero que debemos hacer es no desanimarnos demasiado, suele ocurrir, es totalmente lógico, porque en el momento en el que nos ponemos las zapatillas, descubrimos que las sensaciones a la hora de pisar en cada zancada son extrañas, al menos en mi caso, tras una operación de menisco y ligamento cruzado anterior de la pierna derecha, y eso que ya han pasado dos años desde esta.
Normalmente el proceso de recuperación en cualquier persona consiste en una rehabilitación, los fisioterapeutas ven que puedes volver a caminar con normalidad y por tanto te dan el alta, pero claro está que la cosa cambia si lo que quieres es practicar deporte, tendrás que continuar con ese proceso de recuperación, desde luego existe una diferencia enorme entre el deportista profesional y el popular en este tema, porque los medios no son los mismos, los plazos tampoco (a los futbolistas los operan a veces el mismo día de la lesión) y a los corredores populares a veces se nos dice que no podremos volver (cuando en realidad sí que se puede, pero no es una prioridad para el médico).
La primera recomendación que puedo hacerte es que si puedes permitirte un fisio que te ayude específicamente a que la rehabilitación sea también deportiva, pues que ni lo pienses dos veces, ya que será la mejor decisión que podrás tomar, pero tranquilo, si no puedes, deberás armarte de paciencia, pero todo es planificarte un entrenamiento, comenzando por sesiones basadas en paseos, sin trote, si es necesario y gimnasio.
La premisa es recuperar una cierta musculación en las piernas, esta se pierde tras un tiempo de inactividad, estando o no lesionado, pero además, si conseguimos que músculos como los cuádriceps estén más fuertes, le ahorraremos esas molestias extrañas a la rodilla y por tanto conseguiremos mejorar, por lo menos tener mejores sensaciones.
El otro aspecto a tratar es el puramente psicológico, si la lesión ha sido traumática (menisco, ligamentos), dolorosa y nos lo ha hecho pasar mal (en mi caso perdí hasta el empleo), entonces nos puede dar pánico volver a intentarlo, pero si nos rendimos en algo así posiblemente no merezcamos tener el calificativo de runners ¿no creéis?, la de veces que podemos pensar que nos vamos a romper si intentamos correr, y nada más lejos de la realidad, aunque ser precavidos al principio no es una mala idea, ir aumentando la exigencia a medida que veamos que podemos ir consiguiendo cosas.
Márcate objetivos cortos
Empieza caminando y corre si puedes 500 metros, ¿puedes verdad?, ves alternando correr con caminar y ten paciencia, ves aumentando la distancia a medida que vayas saliendo a la calle, si te sientes más seguro hazlo en parques o lugares habilitados para runners, intenta comenzar en plano, ya habrá tiempo para volver a hacer cuestas, gradas…
Volver a competir
Seguro que la idea de volver a calzarte las zapatillas no es otra que la de volver a competir en una carrera, los que corremos llegamos a soñar con ello, no tengas prisa por volver, primero mira de entrenar el tiempo que sea necesario.
En definitiva volver a correr después de lesionarnos no nos hace más que convertirnos en corredores experimentados, ya sabéis caerse está permitido, pero levantarse es una obligación, así que ánimo!