Volver a San Felices

Por Monpalentina @FFroi

El pasado mes de agosto, recalamos en San Felices de Castillería, pueblo al que viajé en mi juventud centenares de veces, como todos los pueblos de Pernía y Castillería y donde encontré tantos rostros amables, donde me contaron historias de la historia que luego servirían para tejer estos y otros tantos artículos de costumbres, lugares y expresiones.

En esta ocasión he viajado bajo la atenta mirada de una amiga y colaboradora que ama y respira románico, que apuesta por un románico abierto, campaña que hizo viral otra amiga común, Cristina Parbole, lo que ha permitido finalmente poder ampliar el plazo de apertura de estos edificios. Triste paradoja que se repite en tantos pueblos y en tantas cuestiones. Mal vamos a luchar por mostrar un arte que con tanta generosidad se muestra en nuestra montaña, si cerramos las puertas.

En San Felices, en el barrio de arriba, se localiza la ermita de Santa Teresa, (finales del románico), en cuyo ábside interior pueden admirarse unas pinturas murales que datan del siglo XV y que se atribuyen al llamado "Maestro de San Felices" que trabajó de forma itinerante en distintos templos de la montaña palentina (Barrio de Santa María, Valberzoso, San Cebrián de Mudá, Vallespinoso de Cervera) y sur de Cantabria/valle de Valdeolea. Se trata de escenas de la vida de Cristo, Anunciación y Visitación, así como otras escenas parcialmente irreconocibles.

Francisco Torres nos hace entrega de las llaves y se une al pequeño grupo de vecinos que se van sumando para seguir las detalladas explicaciones de nuestra improvisada guía, que nos habla de la técnica empleada, el temple, por los trazos lineales y pigmentos terrosos, y que se sorprende con nosotros de la buena pinta de lo que se conserva.

En el exterior de la ermita, en los aleros de ambos lados, se muestran dos canecillos de talla románica: un rostro barbado y otro vegetal.

LA MADEJA | DIARIO PALENTINO