Y no es casualidad. Cuando el manchego aparece, se ilumina el equipo, la magia aparece de nuevo y de no ser por los tremendos errores y el excesivo barroquismo arriba, en Pamplona se hubiera batido un record de goles desde que la dictadura murió en un lecho de El Pardo.
Todos los empates consecutivos, incluso el enésimo milagro de Ramos en los descuentos(hay quien piensa que con partidos de 89 minutos el Madrid estaría luchando por la Europa League) la desventaja de seis puntos ya no parece imposible de superar. Se ha recuperado el optimismo.
Tal vez porque desde el palco mas famoso del mundo, nadie pensó que el portugués fuera un capo peligroso, y sin embargo Leo, se lo parecía a casi todos. O al menos a quien tenía que juzgarlo.
Pero volviendo al futbol, mañana nuevo sorteo de los octavos de final de la Champions League.
Y de cara a las fiestas que nos vienen, al parón de la liga, al trofeo Toyota, que de nuevo se convierte en el Mundial de Clubes, y a los reyes magos que le van a traer a Cristiano un nuevo balon de Oro.
Y es que yo dejé de creer en los reyes magos cuando me enteré de que los regalos que traian los habia pagado alguien previamente.
Y por ese mismo motivo hace tiempo que dejé de creer en los balones de oro.
Que para Florentino, Cristiano es como un hijo. Y no le puede negar ningun capricho.