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Volver a ver: acerca del efecto de las revisiones y el análisis de dos obras en particular; derivaciones y desviaciones (Especial Parte II)

Publicado el 30 octubre 2009 por Elchapa
Seguimos con este especial y con la misma discusión que alegremente comenzó el post pasado. La verdad de la cuestión para alguien que no tiene la revisión de films como principio/costumbre (y que no tiene el "Síndrome Goncha"; creemos que eso ya quedó claro) sigue estando, creo yo, en el por qué. Al revisar films que nos gustaron, también creo, encontramos la respuesta...Más aún cuando los revisamos sin planearlo de antemano. El otro día daban “Realmente Amor” en Hallmark. Tenía poco de empezada. Me senté un rato y sin darme cuenta me quedé viendo la película entera. No me tomó por sorpresa porque es algo que siempre me ha sucedido con el film; donde sea que lo pasen lo termino viendo. Debe ser en principio porque me encanta, pero hay algo más.
Volver a ver: acerca del efecto de las revisiones y el análisis de dos obras en particular; derivaciones y desviaciones (Especial Parte II)Siempre dije que como película en general “Realmente Amor” era muy buena pero que como comedia romántica era excelente, casi predilecta, antológica. Hoy, cerca del final de la década, podría animarme a presentarla como “una de las comedias románticas de la década”, con todo lo que eso implica. ¿Y qué implica? Pasa que se ha deformado y se ha perdido la esencia de la comedia romántica más reciente. Parafraseando una crítica de Juan Pablo Martínez: “La estructura básica de una comedia romántica contemporánea suele ser la siguiente: los personajes se conocen, no se llevan nada bien, hay uno o dos “terceros en discordia”, concretan, algo los hace distanciarse y, finalmente, se dan cuenta que están hechos el uno para el otro, cortan definitivamente con ‘los terceros’ (que, si son malos, se quedan solos, y si son buenos se quedan con algún familiar de uno de los protagonistas y viven felices para siempre)”.
Esta estructura, bastante detallada por Martínez, es a la vez más compleja. Los ‘terceros’ en principio no siempre están y cuando están no son únicamente personas, pueden ser situaciones o momentos de vida; no siempre los personajes se llevan mal al principio y no siempre se dan cuenta que están hechos el uno para el otro...Al menos no por sí mismos. Lo que quiero decir es que siempre está la comedia romántica que desafía el cliché, que atenta contra la estructura de manera radical y ya no puede verse como “comedia romántica”, porque aunque lo sea por conveniencia, es la misma película la que desde el principio quiere ser otra cosa. Como ejemplo ilustrativo se me viene a la mente la española “El otro lado de la cama” (aquí mi crítica). Es por eso que yo honro –y a veces hasta prefiero- a las comedias románticas ‘por definición’ que, en su composición, intentan traer frescura a la fórmula establecida. No cambian la estructura (¡no!) y están orgullosas de ser lo que son, sabiendo que al menos traen algo diferente. Puede ser una frase, un personaje que esté mínimamente fuera de lugar, una escena particular, un plano, una situación, una canción en alguna parte. Con eso basta, siguiendo el principio que trato de destacar a la hora de ver comedias románticas: el dejarse llevar. Ejemplos ilustrativos de esto último: “27 Bodas” (aquí mi crítica) y “13 going on 30” (aquí mi crítica).
Volver a ver: acerca del efecto de las revisiones y el análisis de dos obras en particular; derivaciones y desviaciones (Especial Parte II)En fin, la descripción de Martínez sirve (y mucho) para al menos hacer referencia a lo que Richard Curtis se encargó de construir durante mucho tiempo y de lo que “Realmente Amor” es la culminación. Creo que en mi crítica del film está bastante claro. Curtis es pionero en la contemporaneidad del género, y tras una vida escribiendo, se colocó detrás de la cámara por primera vez con este film, procurando poner lo mejor de todo lo que había hecho hasta el momento. Dialogando con todo ello (“Notting Hill”, “Cuatro bodas y un funeral”, “El diario de Bridget Jones”) y estudiando su propia obra, como un aprendiz se puso a trabjar. Creo que Curtis sabía que tenía en sus manos un film que redoblada, quizá triplicaba la apuesta. Ahora parafraseo a mi persona: “...en “Notting Hill” y “Bridget Jones” los personajes centrales eran dos en una relación o en un triángulo amoroso, y todo era más reducido; pero en “Love Actually” no hay ni dos ni tres, sino una docena de personas, que en algunos casos ni se relacionan, aunque están unidos por un mismo vínculo: amor, que realmente está en todos lados.”
Este sigue siendo en principio el máximo logro del film, que no defraudó con sus ‘taglines’ (“El amor está en todos lados”, “The Ultimate Romantic Comedy -sólo suena bien en inglés-) y me atontó en la gran pantalla para seguir haciéndolo en la pantalla chica. Uno no se cansa de “Realmente Amor” que, dado lo que venimos comentando, contiene de todo un poco y un poco más. Curtis, su pluma y su cámara dan lugar a un cúmulo de situaciones extremas tras situaciones extremas envidiable que es arriesgado pero no falla. La situación extrema es la clave de la comedia romántica contemporánea (Hugh Grant y su familia en el taxi a las corridas para llegar a la conferencia de Julia Roberts en “Notting Hill”; Ralph Fiennes corriendo tras Jennifer Lopez en “Maid in Manhattan”, el jardín de ensueño que Mark Ruffalo le hace a Reese Whiterspoon en “Just like heaven” –aquí mi crítica-, Matthew McConaughey corriendo tras alguna chica en alguna comedia, Jason Lee corriendo tras Julia Stiles en “A guy thing”...y puedo seguir), y lo que hace el director aquí es abrir el juego.
En “Realmente Amor” no hay límites, casi literales podríamos decir. Colin Firth tomándose un vuelo a Portugal para pedirle casamiento a Lucia Moniz (su personaje se llama Aurelia) en una escena que permite que Curtis se divierta con el lenguaje para generar humor; un Hugh Grant que es Primer Ministro yendo a buscar, hasta una casita chiquitísima, en limosina y seguido de custodios policiales, a una chica que trabaja para él y de la que está enamorado; un chico de no más de 12 años, alentado por su padrastro, corriendo por las barreras de seguridad de un aeropuerto hasta la puerta de embarque de un vuelo para despedir a la chica que le gusta...Todo esto sucede en Nochebuena (más extremo aún, ¿no creen?), día que inspira a confesar verdades y que obliga al director a incluir algunas frases trilladas que no suenan bien pero son perdonadas porque el resto es muy fuerte, muy preciso y muy romántico en su justa medida.
Ni siquiera tan empalagoso. Hay un poco de desafío a las convenciones en los “momentos culminantes” que la película acumula sin freno y sin miedo. Por un lado, la relación de dos compañeros de trabajo (Laura Linney y Rodrigo Santoro) que se interrumpida por una llamada del hermano de ella, que tiene problemas mentales. Escrito suena simplón, pero él espera, y después se cansa y se va. Más tarde se cruzan miradas, no se dicen nada porque es muy fuerte el deseo de algo que podría ser pero va a estar siempre en riesgo. De este modo, también hay una secretaria que tiene un amor solitario, que nunca es correspondido. Por otro lado, está la mejor escena del film y una de las escenas románticas más bellas de la década (esta sí). No hay palabras para esa grandeza tan breve: el que reconozca la foto a continuación, que transcriba su opinión; el que no haya visto el film, no sé que está esperando.
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Abrir el juego es también jugar. Dar espacio para personajes desaforados, “viejos zorros” fuera de serie como el Billy Mack que interpreta tan bien Bill Nighy y que con cada comentario reordena los elementos de una escena. Personaje también tierno, que tiene su momento romántico junto a su manager, un gordito (también tierno) con quien Nighy termina pasando la navidad en una escena anticipada por otra que quizá tiene demasiados primeros planos. El primer plano para enfatizar los sentimientos del personaje en un momento determinado es un recurso muy delicado, de modo que en la escena en que Billy Mack se entera de que es el número 1 le juega en contra a Curtis y que en otras tampoco es lo más gratificante. Pero ese detalle no puede tomarse como cosa mayor ante la habilidad de saber jugar: de saber poner a Hugh Grant en un personaje con el que se va a robar cada escena, de hacer lo mismo con Alan Rickman; de traer a actores de carácter, comprometidos, como Emma Thompson y Liam Neeson, cuya pasión y emotividad a la hora de componer sus personajes los separa del resto del elenco sin desentonar; de meterlo por ahí a Rowan Atkinson, su querido Mr. Bean que da lugar a la comedia física en algunos momentos cruciales que se vuelven incómodos. Esto es a propósito, se entiende y funciona.
También funciona la selección musical, delicada y acertada, y sin embargo no preponderante. Es un sonido que está allí, cerca del fondo, para el que lo quiera escuchar y acompañar el momento. Nada de montajes musicales al estilo “When You Say Nothing At All” de “Notting Hill”, que el director entiende que aquí son innecesarios y cortantes respecto de la fluidez del relato. No cualquiera junta tantas historias de amor, todas extremas desde el vamos (dos personajes se conocen filmando una película erótica, y ese es sólo un ejemplo) y hasta inverosímiles como la de un personaje que decide como loco irse a Estados Unidos porque cree que va a tener mucho sexo –debido a que a las mujeres les encanta como hablan los ingleses; aquí Curtis se divierte nuevamente con el lenguaje-, y apenas pisa un bar allí, conoce y pasa la noche con cuatro mujeres (sí, anoten bien lo que sigue): January Jones, Ivana Milicevic, Shannon Elizabeth y Elisha Cuthbert. No cualquiera lo hace saliendo airoso, al menos.
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“Realmente Amor” es eso; es Liam Neeson mencionando que si se le aparece Claudia Schiffer deja todo y Claudia Schiffer apareciendo de la nada algunas escenas más tarde. Es maestría de comedia romántica, entendimiento, intertextualidad, riesgo, escritura y reescritura en algo que desde hace tiempo está escrito. Hasta que el propio Curtis o alguien más se atreva a elevar la apuesta, o hasta que revise el film una vez más, me quedo con esto. Y no es poco.
PD1: Como siempre, me faltó mucho para decir.
PD2: Ahora que hablamos de comedias románticas, ayer vi por primera vez "Win a date with Tad Hamilton"..que buena peli! Más tarde me voy a sentar a escribir la crítica.
PD3: Sé que el título dice que se analizan dos películas...pero estoy en el armado del análisis de la otra; una peli que saldré a defender y que (estoy seguro) por ello me tirarán piedras. No es fácil.
PD4: Les dejo una suerte de árbol genealógico/de relaciones de "Realmente Amor"; aunque no parece estar muy claro. Pero por ahí les interesa.

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Saludos Sospechosos!

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