Volver al deporte en el Parco

Por Saraytg @Desdemilanblog

Ready to run

Este fin de semana hemos disfrutado en el Circuito de Monza del Gran Premio de Italia de Fórmula 1 y a Mr. Paulson y a mi nos ha entrado el gusanillo de la vuelta al deporte que durante este verano, por el calor, habíamos dejado olvidada.

Con las zapatillas de deporte listas y una equipación de corredores magnífica, nos hemos ido al Parco para retomar las actividades al aire libre. El primer problema con el que nos encontramos fue a la hora de aparcar, ya que cuando aquí está el Gran Premio, los espacios alrededor del parque son bienes muy preciados.

Una vez ya estuvimos en el parque, las manadas de gente de un lado a otro eran impresionantes. Quitando la noche de los fuegos artificiales, no había visto a tanta gente en el parque nunca. Pero eso no era impedimento para que empezáramos a correr como gacelas en la sabana.

Volvemos a la carrera deportiva

Siempre he tenido la teoría de que la gente (todos y me incluyo) hace un análisis muy crítico cuando ve a otra persona correr: que si en vez de correr parece que va dando saltos… que si mira cómo se le mueven las carnes… que si para ir a esa velocidad mejor ir andando que cansa menos… que si vaya cara roja lleva ese, va a morir… que si lleva las piernas torcidas cuando corre…

Si lo piensas así, sería imposible ir a correr y te encerrarías en casa para no ser juzgado, pero hay que vencer todo eso y salir a la calle. El caso es que empezamos nuestra ruta por el parque a una velocidad mayor de la debida teniendo en cuenta que desde hace dos meses no hacíamos nada de deporte. Así, a los pocos minutos de ir trotando y esquivando a personas con sus correspondientes gorritas en la cabeza, empecé a notar el desayuno moviéndose de un lado a otro en mi estómago y me empezó a dar un flato muy fuerte. Cabezona de mí, seguí más y los 30 grados que hacían en el Parque a las 12 del mediodía empezaron a hacer un muy negativo efecto sobre mis posibilidades de continuar. Empecé a notar que me empezaba a marear, unos sudores fríos llegaban, un “que se me va la cabeza”, un “que me tiemblan las rodillas”, un “Dios mío si sigo voy a vomitar y luego me desmayaré…” Así que tuve que parar muy a mi pesar.

Mr.Paulson siempre dando ánimos

Hecha un higo chungo, dije a gritos: “ME TENGO QUE PARARRRR!!”. Llevábamos como 5 minutos, 5 míseros minutos corriendo y yo ya me di por vencida. Tuve que pasar al “caminante no hay camino, se hace camino al andar” y dejar mis dotes atléticas de corredora para otro día. A todo esto, mientras yo sentía que me moría, tenía ahí a mi querido Mr. Paulson diciendome: “Es que no te esfuerzas lo suficiente!” Le hubiese asesinado si no estuviese al borde del desmayo profundo.

Es lo que tienen los inicios, que siempre cuestan mucho. Una pena. Pero no me doy por vencida amigos, esta semana volveré y dentro de poco recuperaré mi ritmo de 5 kilómetros corriendo que tan feliz me tenía dos meses atrás.


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