“Este estado, este lugar, no se parece a ningún otro. Es belleza y horror; salvador y destructor.
Aquí, donde la supervivencia es una decisión que debe tomarse una y otra vez, en el lugar más salvaje de América, en el borde de la civilización, donde el agua en todas sus formas te puede matar, aprendes quién eres. No quien sueñas ser, no quien imaginabas que eras, no la persona que deberías ser por cómo te han criado.
Todo eso desaparece en los meses de la oscuridad heladora, cuando la escarcha de las ventanas empaña tu visión y el mundo se vuelve muy pequeño y te topas con la verdad de tu existencia. Aprendes lo que debes hacer para sobrevivir"
Y allá que van, con sus escasas pertenencias y unas cuantas monedas en el bolsillo, a la aventura, una verdadera aventura, porque en ese recondito país los tres tendrán que aprender a cazar y recolectar su propia comida, a disparar un arma para defenderse de los osos y lobos que merodean por los alrededores de las casas, a sobrevivir en los duros e implacables inviernos con menos de seis horas de luz diurna, en definitiva, a subsistir, que en Alaska no es fácil.
Vivían en un terreno al que no se podía acceder por agua con la marea baja, en una península con apenas un puñado de personas y cientos de animales salvajes, y un clima tan severo que podía matarte. No había comisaría de policía ni teléfonos, nadie podía oírte gritar.Pero una vez allí y para su sorpresa, se encuentran con que no están solos, los vecinos son una verdadera comunidad que se ayudan entre ellos, se cuidan y protegen: Marge la Grande, Natalie y Geneva, los Walker, Thelma, el Loco Earl, todos los arropan.
En su nueva escuela, Leni conoce a Matthew y congenian enseguida, por primera vez en mucho tiempo parece que tiene un buen amigo, o quizás algo más, está muy contenta.
Pero poco a poco, el caracter violento del padre, exveterano de Vietnam y prisionero de Guerra que volvió de allí con la mente destrozada y con traumas psicológicos importantes, emerge y lo que antes eran únicamente gritos y portazos, se convierte en palizas y malos tratos a su madre, cada vez más frecuentes.
Alaska, su oscuridad el frío y el aislamiento se metió dentro de mi padre de una forma terrible y lo convirtió en uno de los muchos animales salvajes que habitan este estado.
¿Que pasará con la inestabilidad emocional de Ernt? ¿Serán capaces de subsitir y resistir en un entorno tan hostil? ¿Como acabará todo?
Kristin Hannah (California, 25 de septiembre de 1960), es una escritora americana que se graduó en una escuela de leyes en Washington y realizó su práctica en Seattle antes de dedicarse de tiempo completo a la literatura.
Vive en Bainbridge Island, Washington,4 con su esposo y su hijo. Ha publicado una gran cantidad de novelas desde 1991. En España, las más conocidas son: “El baile de las luciérnagas” (2017), “Jardín de invierno” (2017), “El ruiseñor” (2017) y “Volverás a Alaska” (2018)
La principal protagonista de esta historia es Leni, que echando la vista atrás nos cuenta en primera persona su terrible aventura vivida en Alaska, desde que llegó allí con sus padres cuando tenía trece años sin nada, casi con lo puesto. Y cómo, con la valiosa ayuda de los vecinos, todos aprenden las reglas básicas de la supervivencia y consiguen no solo subsistir, sino quedar prendados de la gente, del lugar.
Leni se hizo adulta a fuerza de tener que soportar la dureza de un país demasiado asalvajado e impredecible, pero sobre todo por las circustancias familiares que tuvo que sufrir. Un país que le ayudó a encontrarse a sí misma, donde fue muy feliz y muy infeliz, pero que se le metió en la sangre, en el corazón, y aprendió a amarlo en lo bueno y en lo malo, un amor eterrno de los que son para siempre. Porque Alaska es así, o lo amas o lo odias, no hay terminos medios
Aquí arriba nadie va a decirte qué tienes que hacer ni cómo. Cada uno sobrevive como puede. Si se es lo suficientemente fuerte, es el paraíso en la tierra. Uno cree saber lo que significa lo salvaje. Es una palabra que se usa durante toda la vida. Se utiliza para describir a un animal, el pelo, un niño indisciplinado... En Alaska, aprendes lo que de verdad significa la palabra «salvaje»¿Qué me ha parecido? ¿Me ha gustado?
Me ha gustado, ha conseguido atraparme. A través de la narración de esta autora he descubierto Alaska, he visualizado cómo podría ser sería vivir allí (a veces me ha recordado un poco a la serie "Doctor en Alaska", pero sin doctor) porque consigue una ambientación maravillosa del entorno, ese paisaje que a veces puede resultar inhóspito, cruel, imprevisible, peligroso, pero que al mismo tiempo es de una indiscutible y deslumbrante belleza. Es lo que más me ha gustado de la novela, la ambientación.
Toda la historia gira en torno al maltrato a la mujer por parte de un hombre que cuando se emborracha o le tocas las narices se vuelve violento (os suena ¿verdad?). Me ha hecho preguntarme si realmente se vuelve así por los estragos que en él ha causado la Guerra (como piensan Cora y Leni para disculparle de todo lo que hace, lo típico que suele decirse "es que está enfermo"), o si es que esa vena violenta ya la tenía, nació con ella y hubiera aparecido también sin haber ido a Vietnam. No lo tengo muy claro.
También me parece interesante el punto de vista de Leni, de la hija que lo vive desde fuera, y que no puede soportarlo porque adora a su madre y su "no comprender" ese tipo de "amor" que se profesan sus padres. ¿Es que acaso a eso se le puede llamar amor?
Y el final me ha parecido un buen final, el justo final.
Resumiendo: “Volverás a Alaska” es una novela que toca un tema delicado, el de la violencia de género, pero también otros cómo: el valor de la amistad, la importancia del verdadero amor que nunca se olvida y que no entiende de aspecto físico, la culpa que se arrastra por no haber hecho lo que se debía hacer en un momento determinado, lo que las madres pueden llegar a hacer por sus hijos y la valentía que se necesita para dar el paso, para abandonar y no volver a perdonar a ese maltratador que te está amargando la vida por mucho que creas quererle.
“Mamá no dejaría nunca a papá. No importaba que hubiera llegado tan lejos como para coger una mochila y salir corriendo a la furgoneta para escapar. Siempre regresaría porque le quería. O porque le necesitaba. O porque le tenía miedo. ¿Quién podía saberlo?”¿Os lo recomiendo? Por supuesto. Mi nota, tres Deweys: