Volviendo a Forks: ojalá Meyer alguna vez nos perdone

Publicado el 09 octubre 2020 por Plausible @plausibleblog
Cuando arranqué mi serie de posts "Volviendo a Forks" dejé muy en claro que esto iba más allá de releer una saga y dar mi opinión un toque más actualizada de la que podría haber dado hace diez años: esto era una lectura de lo que los libros provocó en sus lectores, personalmente en mí, de los sentidos que nos generó y del fenómeno en sí. Dije que iba con spoilers, que eran más ensayos que otra cosa y que se abrocharan los cinturones, porque esto iba a ser a hell of a ride.
Bueno, lo fue. Y hoy la relectura llega al final.
No sé si voy a hacer entradas del resto de los libros, que nunca leí. Quizás. En estos momentos (mientras escribo esta entrada, varios meses antes de que ustedes lean la versión final) hay un Vida y muerte viajando a casa y, como saben, la presión de esta serie de posts (?) hizo que finalmente, después de dos millones de años, se publicara Midnight Sun, así que, una vez publicado en el futuro de la Flor de dentro de dos meses, también lo voy a traer a casa.
Amanecer es lo que la saga venía prometiendo: un libro malo. Malo, aburrido, larguísimo, con soluciones mágicas a cosas que tendrían que (y hasta podrían) explicarse desde un lado más lógico, incluso cuando ese lado lógico es ilógico por fuera del mundo que creó la autora. Amanecer es el final (¿por ahora?) de una saga que dio lo que prometió desde un principio: retratar cuatro diferentes escenarios de una adolescente enamorada de un vampiro. Vemos cuando se enamoran, cuando se separan porque creen que es lo apropiado, ella corriendo peligro por culpa de meterse con vampiros pero aún enamorada y ella dando a luz a un híbrido, convirtiéndose en vampiro y formando parte de su nueva familia inmortal. Ni más, ni menos.
Entonces, ¿cuál fue el (nuestro) problema?
Mientras iba leyendo esta saga fui anotando pequeños detalles sobre lo que creía de todo el fenómeno en sí (y aquí tienen la prueba), para no olvidarme de nada importante. Esa hoja que ven a medio llenar ahí, cuyos puntos importantes son los que van a ordenar esta entrada, hoy está llena. No me quedó espacio para seguir escribiendo y tuve que usar espacios en blanco entre oraciones para no perder el hilo. Y aún así, hay algo que todavía no logro entender.
¿Por qué esta saga es tan odiada? ¿Por qué se la odia y odió a Meyer por escribir una simple historia de amor para adolescentes?
Hoy, a través de este ensayo, quiero reflexionar sobre lo que es y fue Meyer para muches de nosotres, así como para sus más grandes haters, para quizás acercarnos un paso más a la multifacética respuesta de por qué odiamos tanto Crepúsculo.
Primero y principal: sí, es una saga problemática
No hay cómo negarlo. Desde descripciones y temáticas hasta la negativa de la autora de hacer un cast inclusivo al momento de filmar las películas (lean esa entrevista sobre el rol de las mujeres en Hollywood, de paso, es muy buena), tanto la saga Crepúsculo como su autora son problemáticas. 
Se empieza por lo más obvio, y es que la de Edward y Bella es una relación dañina a más no poder. Ya lo hablamos antes: son personas posesivas, controladoras, siempre-presentes. Todo gira alrededor del otre, y, si bien Bella deja de lado a su familia y amigues para concentrarse en Edward, él solo lo hace una vez y apenas cuando huye en Luna Nueva. Lo que ya hablamos, sí.
Lo que es interesante analizar de esto, y habiendo releído los cuatro libros principales, es el contexto en el que Meyer escribe a Bella y a Edward: la saga nació de un sueño en 2003 y se publicó en el 2005 (hace mil años), y Meyer, en esencia, está enamorada de Edward y su misoginia internalizada no le permite hablar en su contra.
¿De dónde sale lo problemático?
Meyer ha dicho en múltiples ocasiones que nació en una familia mormona y profesa esa fe, además de que esto influyó en su escritura e historia. En absoluto es algo que señalo como malo, erróneo o dañino: simplemente quiero analizar detalles muy específicos del libro basándome en aquello que investigué estos meses. La idea no es ofender en lo absoluto, así que desde el vamos pido disculpas si hiero a alguna persona que profese el mormonismo.
Básicamente Meyer dice que no sumó valores mormones a sus novelas de forma consciente, sino que todo lo que escribe está influenciado por lo que es y por lo que cree. Yo personalmente le creo 100%, porque no todo en la vida es propaganda religiosa o partidaria, pero eso lo juzgan ustedes.
Entre los valores mormones que se encuentran en el libro están:
  1. La abstinencia sexual: si Bella tiene sexo con Edward antes de casarse va a morir, y ponele que le creemos porque Edward tiene una fuerza sobrehumana. Pero una vez que se casaron, tienen sexo. Varias veces. Y Bella sigue siendo humana. Y obvio es todo sin preservativo pues ahora son marido y mujer, y, aunque se use la excusa de que los vampiros en teoría no pueden recrear, andá a saber las ETS que se pueden transmitir... es literalmente un cadáver, Bella, cuidate la cachucha.
  2. La pureza espiritual: Edward no quiere convertir a Bella porque quiere resguardar la pureza de su alma para que, una vez que muera, pueda ir al Paraíso. Está convencido que les vampires tienen un vuelo directo al Infierno, por lo que solo la convierte cuando no hay otra opción.
  3. Los roles de género: si bien está muy actualizada esta noción, lo básico es, como en muchas otras religiones, "el hombre provee y la mujer cuida de les hijes". Lo gracioso de esta saga es que, desde el principio, se mezcla rebeldía y absoluta obediencia a este punto. René es bastante tarada, una mujer que nunca supo cuidar del todo de su hija (Meyer literalmente dice que es una mala madre); el "poder" (ponele) de Esme es literalmente ser madre; Carlisle es el patriarca indiscutido, aunque obvio es un amor #TeamCarlisle; Charlie es quien provee (igual #TeamCharlie) y Bella cumple el doble papel de hija y esposa. Hay varios otros ejemplos así, tengan o no relación explícita con el ser hije o ser xadre.
¿Es acaso promover estos valores algo problemático? No en esencia, en mi opinión. Quien escriba tiene derecho a hacerlo, mientras, obviamente, permita a les lectores formar su propia opinión al respecto. Que yo sepa, y corríjanme si no es así, Meyer jamás forzó una visión a sus lectores, o les dijo off the book qué pensar o qué hacer de sus vidas.
Como ejemplo, pongo la gran problemática de la primera parte del libro: Bella queda embarazada de un COSO que la mata de a poco, porque es mitad vampiro, y una parte de la familia quiere que aborte y la otra no. Por supuesto la elección final es no, cuya principal militante es la mismísima Rosalie Granata, porque sino no hay libro, pero las razones de Edward, y lo digo siendo proaborto leyendo un libro por una autora muy probablemente provida (jamás habló de esto), no son ni bastardeadas ni contradecidas. Simplemente se decide que no porque así lo desea la madre, que es lo que el movimiento proaborto defiende, cuando les mormones básicamente dicen que solo tras hablar con une médique y con el cura de la iglesia a la que asisten (!!!!), tras recibir la aprobación a través de la plegaria (!!!!!!), una mujer podrá abortar si ese embarazo es fruto de una violación o de incesto, si corre peligro su vida o si por razones médicas el feto no podrá sobrevivir al dejar el vientre.
No saco ninguna conclusión de esto último, simplemente es algo que planteo para #reflexionar. ¿Tiene Crepúsculo temáticas feministas? Yo creo que sí, aunque llamarla una saga feminista me parece un terrible stretch que no me atrevería a hacer. Meyer se llama a sí misma feminista y, aunque lo que describe como razones suena un poco superficial, quién soy yo para juzgar las razones públicas por las que una escritora mormona con un libro básicamente demonizado se llama a sí misma feminista. Después, si quieren, hablamos sobre si Meyer es o no es feminista: no es el objetivo de este ensayo.
Dicho todo esto, y para terminar con la sección pues ya hemos hablado de lo problemático de esta saga en otras entradas, hay algo importante: Jacob imprimándose en Renesmee es un delirio. Es un asco. No me interesa si "ayyyy pero no es tan así" o si "va a esperar a que sea grande" o demás. En este libro Jacob le regala una pulsera de compromiso antes de cumplir los cinco meses, y hacia el final Edward se alegra porque Jacob no se emocionó en todo el día porque dentro de seis años, más o menos, ella va a ser una adulta y básicamente se la va a poder mover sin consecuencia alguna.
De nuevo: no me interesa nada de lo que se pueda decir a su favor, incluso sabiendo, porque lo chequeé, que durante Amanecer Jacob tiene 16 años y que en realidad va a tener esa edad hasta que Renesmee lo alcance en edad, por lo que se lo considera un menor. Que Meyer haya siquiera insinuado algo así es diez veces peor que toda la cosa de la imprimación. Es un horror.
Stephenie Meyer como escritora
Este apartado va a ser muy corto, porque Stephenie Meyer escribe mal. Bastante mal. La saga no tiene plots interesantes y, cuando los tiene, aparecen y se resuelven en el último 15% del libro (como en Crepúsculo) o no sucede nunca porque hay una solución mágica (como en Amanecer). La escritura es súper plana, sobran las descripciones como (y cito) risa plateada y la voz de los personajes parece la misma, a excepción de que hayas visto las películas y te bases en ellas para imaginártelas.
Bella es una terrible Mary Sue, la mayoría de les vampires tienen poderes que podrían sacarse de un libro para niñes, los arcos narrativos son pésimos o inexistentes...  y aún así, eso pasa en un montón, un montón de libros. Muchos libros muy famosos, incluso por fuera de la literatura juvenil, cuentan con estos elementos, y muches lectores lo han hecho notar. ¿Por qué nos molestamos tanto con este caso en particular?
Corríjanme si me equivoco, pero Crepúsculo es la primera saga juvenil que explotó después de Harry Potter. Antes que Percy Jackson, antes que Cazadores de Sombras, antes, incluso, de que siquiera se publicara el primer libro de Los Juegos del Hambre. ¿Acaso Meyer no solo tuvo a su alcance la clave del éxito sino también la del pésimo recibimiento de una parte de la población, haya o no leído su saga?
¿Por qué odiamos a Stephenie Meyer y a Crepúsculo?
Este apartado es por lo que me demoré meses en subir esta última entrega de Volviendo a Forks: el resto, guste más, guste menos, lo fui escribiendo en mi cuadernito mientras leía y solo me quedó desarrollarlo un poco más al momento de encontrarme con la hoja en blanco.
Me demoré porque va a ser el resumen de estos tantos meses, en los que me propuse reflexionar no solo sobre la autora y su saga, sino sobre el fenómeno Crepúsculo en su totalidad, sacarme los prejuicios que pudiera llegar a tener y dar una devolución lo más parecida a un ensayo posible.
Y de ahí nació el título de esta entrada, cuyo nombre está decidido desde mayo: ojalá Meyer alguna vez nos perdone.
Si te digo que cierres los ojos diez segundos, pienses en por qué odiás a Meyer/la saga/sus libros/su escritura/etcétera, lo tengas en mente o lo anotes en un papelito, ¿lo harías? Porque capaz sirve para que sigamos reflexionando sobre este fenómeno, y ya no hablo de la saga, sino al odio que recibió Meyer durante tantos años. Posta, eh. Estaría bueno que lo comentes acá abajo, si tenés ganas y sabiendo que no te vamos a juzgar, y podamos charlarlo. Me parece súper interesante.
Dicho esto, aquí van algunas de las frases que más escuché/leí estos años sobre por qué odian Crepúsculo, y mi reflexión al respecto luego de releer toda la saga a 15 años de haberse publicado por primera vez.
"Es una autora pésima". Estamos de acuerdo. También lo son cientos, miles de autores, muches de elles galardonades, que le gustan a millones de personas. Para mí, por ejemplo, Murakami es un bodrio y roza (y quizás pasa) lo pésimo: lo que hace es arte, el gusto es subjetivo, puede no gustarme. Puede no gustarte. No justifica el odio.
"Los personajes femeninos de Meyer dejan mal paradas a las mujeres". Yo no estoy tan segura. Rosalie, por ejemplo, es un personaje muy fuerte dentro de su lógica, inflexible como pocas. Bella es bastante imbécil, pero al momento de decidir tener al bebé se planta como nunca antes por el (poco) crecimiento que tuvo durante la saga, y eso es sumamente valorable.
El libro se publicó en el 2005, cuando el feminismo era aún más mala palabra que en el 2020 y la idea del empoderamiento femenino estaba poco marketineada y, por lo tanto, llegaba a pocas mujeres. Creo que Meyer hizo lo que pudo con lo que tenía, y para ese momento tomó decisiones que hoy quizás no nos son simpáticas, pero que en su momento valieron mucho.
"Da vergüenza lo que hizo con los vampiros (¡brillan! *grito desesperado*)". A les conservadores del vampirismo le tengo poca paciencia, disculpenmén. Desde sus grupos de Goodreads y discusiones (¡algunas abiertas en el 2020! ¡15 años después de que se publicara el libro!) sobre "qué harían para que Crepúsculo deje de existir", hasta Rice, siempre amiga del pueblo, criticando a una fellow autora, les puristas de cualquier cosa, en este caso del vampirismo, me tienen harta.
Con lo mucho que se experimenta en a literatura en general, con lo permisiva que es, te vas a venir a quejar de una reescritura sobre la naturaleza vampírica, por poco lógica que me parezca a mí. Y lo que más te enoja no es que pueda concebir a una criatura, sino que brillan. [Natacha Jaitt voice] jate jodé.
"Reproduce una lógica machista, tóxica y racista, roza la pedofilia, es problemática". Ya hablamos de esto y no quiero repetirme, y en absoluto niego o justifico ninguna de estas cosas. La visión deconstruida y progre que tenemos en el 2020 es muy injusta con un producto cultural que se gestó a principios y mitades del siglo XXI. En estos 15 años en realidad pasaron miles. Critiquemos, construyamos, no tiremos abajo un pasado que nos es tan propio como el dulce de leche. Si no se mira hacia el pasado es imposible construir el presente y el futuro que merecemos.
¿Por qué odiamos tanto a Meyer durante tanto tiempo, condenándola por una saga que en escencia habla del amor adolescente, tan trágico, tan de vida o muerte? ¿Por qué le dejamos pasar (ponele) las descripciones racistas a Stephen King, lo explícitamente transodiante de J.K. Rowling, lo soreta que es Anne Rice con sus lectores? ¿Por qué Meyer recibió el odio de cientos de miles de personas de todo el mundo solo (y digo solo porque la única controversia conocida es el no aceptar un cast diverso en el 2008, y el odio empezó mucho antes) por escribir un libro sobre dos adolescentes?
Porque Crepúsculo fue pensado y hecho para adolescentes. Específicamente, para chicas adolescentes. Ni más, ni menos.
Pará, no cierres la ventana, cuchame un ratito más. Esa es la respuesta que encontré después de tantos meses de leer sitios, charlar con gente que leyó (y no leyó) los libros, analizar sus entrevistas y hasta leer documentos religiosos. No soy la primera en decirlo ni voy a ser la última, pero no me perdonaría si después de todo este tiempo hiciera solo un análisis de por qué esta saga es mala o por qué Meyer es una mala escritora. 
Odiamos Crepúsculo, en esencia, porque está hecho para un grupo social y etario que odiamos. Que aprendimos a odiar. Y así como odiamos Crepúsculo, odiamos muchas cosas sin darnos cuenta.
Yo, personalmente, encuentro a les adolescentes tan fascinantes como lo peor que puedo encontrarme un día soleado. Me fascina el período de la adolescencia desde lo psicológico, social y formador de personalidad y valores tanto como lo detesto con ganas y a tode el que esté pasando por él. 
Cuando yo era adolescente, odiaba a mis pares y a sus productos. Odiaba la música de Justin Bieber (separemos, para este planteo, el Justin Bieber de 15 años y su música con el actual), odiaba a One Direction, negaba mi amor del pasado por los Jonas Brothers y, por sobre todas las cosas, odiaba lo que a las chicas les gustaba. La misoginia internalizada con la que aún hoy muchas mujeres luchamos me hacía odiar todo lo asociado con lo femenino, y sé que no fui ni soy la única.
Si le preguntabas (o preguntás, en algunos casos) a alguien por qué odiaba a Justin Bieber, a One Direction, a los Jonas Brothers, las respuestas variaban entre eso no es música (¿quién define qué es música y qué no?) y son gays (era, posta, la razón que más recuerdo haber escuchado; good for me for salir del clóset a los 23 años). Si preguntabas por qué odiaban a Bill Kaulitz (cantante de Tokio Hotel, andrógino a más no poder y mi amor de la adolescencia) la respuesta era porque parece mujer (si lo habré escuchado...). Si preguntabas por qué odiaban a las tribus urbanas de fines de los 2000, principalmente floggers y emos, no te hubiesen dado una respuesta única porque los prejuicios eran muchos.
Si le preguntás a alguien por qué odia la literatura juvenil en general dicen que es literatura basura o que es de mala calidad porque es lectura rápida. Y probablemente esa persona no haya leído ni un libro de literatura juvenil (ni escuchado un álbum entero de One Direction, ni reflexionado sobre por qué lo andrógino en un hombre cis le hace tanto ruido, ni sabido por qué un grupo de pertenencia de jóvenes y adolescentes les molesta tanto).
Este es un ensayo que, en sí, no tiene conclusión. Es recién una punta de todo este mundo y que desde lo personal encuentro súper interesante para analizar. Meyer recibió el odio de todo el mundo porque estaba en el lugar correcto a la hora indicada: aún no había otros grandes títulos de productos culturales para adolescentes, el último gran hito de la literatura para jóvenes había sido Harry Potter (y creo, desde lo personal, que fue resignificado por adultes incluso antes de terminar de escribir la saga, por lo que no recibió críticas del estilo de Crepúsculo) y fue una de las pocas cosas que las adolescentes sintieron (sentimos) tan suyo, tan propio, tan desesperadamente de vida y muerte como lo es el amor de Bella y Edward.
Crepúsculo es una saga bastante mala, sí, como lo fueron, son y serán otras. Sirve de entretenimiento y hasta ahí, no plantea grandes preguntas, no nos presenta reveladoras reflexiones. Pero nuestra generación vino para algo más que para bardear a una mujer que escribió un libro romántico para adolescentes hasta el punto de que colaboradores tengan que filtrar sus mails por la cantidad de mensajes horrendos que le mandaban (y el bolonqui que se armó cuando se supo eso). Estamos aprendiendo a desandar los pasos de nuestres viejes, que, a pesar de lo que nos digan, tienen muchísimos prejuicios bien acomodados en el alma y nos los pasaron de alguna u otra forma, con más o menos intensidad.
Meyer fue el chivo expiatorio de dos generaciones de catadores de gustos ajenos y sufrió durante años un maltrato que ni a Rowling le están haciendo por su transodio. Estuvo años sin escribir ni publicar, y aún hoy no usa las redes sociales, pero 15 años después esperamos tener Sol de Medianoche, una novela en su momento filtrada y que cuenta la misma historia que Crepúsculo y Vida y muerte, en nuestras bibliotecas.
Stephenie Meyer: yo, al menos, te pido perdón. Ojalá alguna vez puedas perdonarnos.