No dejes que la controversia te aleje de Voraz (Raw), ni pienses que por hablar de canibalismo se trata de un simple trabajo de gore gratuito. Lejos de la realidad.
Aunque no lo parezca a primera vista, Voraz en realidad trata sobre la identidad: quién eres, qué quieres, cómo conseguirlo, y cómo la sociedad a la vez te motiva a conseguirlo pero te castiga por hacerlo. Aunque su directora, Julia Ducournau, insiste en que su filme no es feminista, no podemos negar el empoderamiento inmiscuido en su mensaje.
Dejando de lado la maestría audiovisual que logra Ducournau, logrando estimular todo tipo de sensaciones en el espectador tan solo con el poder de la imagen y del sonido, me centraré solamente en el contenido temático, el cual está siendo muy ignorado gracias a las ideas que se han generado debido a la controversia por lo gráfico de unas pocas escenas.
La inclusión del vegetarianismo y canibalismo son una creativa alusión a cómo es manejada la sexualidad (particularmente femenina) en la sociedad: por un lado, se ven forzadas a mantener una "dieta estricta lejos de la carne" (abstención, virginidad, sé pura y recatada), pero es la misma sociedad la que a gritos les exige que "consuma y disfrute la carne" (el sexo lo es todo, ven a disfrutarlo). Es un discurso contradictorio que queda mejor ilustrado cuando no es manejado de forma literal, y Voraz es un ejemplo de ello.
Al final, de voz de su propio padre, Justine comprende más esta contradicción social, pero de una forma en la que puede funcionar: Entrégate a tus impulsos, pero aprende a controlarlos. Calificar el mensaje de positivo o negativo está de más, pues es simplemente un reflejo de cómo sí puede tomar poder de sus propios deseos y de su propia identidad para ser funcional en esta prejuiciosa y contradictoria sociedad.
Voraz: La sexualidad y el discurso contradictorio de la sociedad