No puedo más. Lo siento. He esperado un tiempo considerable e incluso diría que hasta me he excedido porque algo así tendría que haberse solucionado hace unos días pero es que si dejamos que pase el tiempo peor será. Tranquilos, no les estoy hablando de poner una reclamación en mi centro de salud porque me han dado hora para el 23 de enero del 2036, les hablo de un daño visual que sufriremos todos si no retiran de una vez toda la propaganda electoral que puebla nuestra país.
Se supone que el 20 de mayo, tendrían que haber desaparecido todos los carteles de farolas, árboles, semáforos, rotondas y un millar más de lugares, de todos y cada uno de los partidos políticos que han formado parte de estas últimas elecciones. Pero al parecer, el razonamiento lógico no lo tenemos todos por igual. Y es que ¿cómo es posible que un día antes de las elecciones, el día de reflexión, esté aún más confuso por culpa de tanto cartelón y tanta sonrisa falsa?
Les digo de verdad que en estos comicios ya no sé ni a quien voté al final porque como, conforme avanzaba con mi coche me iba encontrando con más y más carteles, mi caos mental fue tal que ni lo recuerdo. Lo que sí recuerdo es haberme encontrado con carteles electorales que ni me había fijado que existían pero que seguro llevaban mirándome desde hacía décadas. Con decirles que al final dudé si votar a Fraga por Alianza Popular o a Adolfo Suárez por UCD demuestra lo que les explico. Me pasó lo mismo con los carteles que con las embarazadas, conforme ves a una y te fijas, no paras de encontrártelas.
Lo que sí creo que desconocen los inteligentes señores de las formaciones políticas que abogan por una ciudad limpia, es que si no quitan sus carteles lo harán los servicios de limpieza municipales y les pasarán la factura. Peero lo que creo que desconocemos nosotros es que, aunque le pasen la factura a ellos, seremos nosotros los que pagaremos, puesto que seguro que a algún impuesto o cobro alternativo se agarrarán para no pagar. Sino ya los habrían retirado.
Así que estimados señores políticos, si salieron como alma que lleva al diablo a la calle la noche del comienzo de la campaña electoral para coger el mejor sitio y pegar así un cartelón con su foto, imagen que veríamos muchos y muchos posibles electores, sean igual de rápidos en quitarlos hayan ganado o no y prediquen con el ejemplo, ¿o es que eso no estaba en el programa electoral de ninguno? De todas formas conociendo las nociones en política medioambiental que la mayoría tienen, seguro que esperarán al otoño, y que se caigan solos.
Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…