¿Votamos a partidos o a personas? Marca personal y liderazgo político (1).

Por Pabloadan

Cuando se trata de realizar un proyecto de marca personal para un posible candidato para ejercer el liderazgo político hay una serie de cuestiones que convierten este plan en una situación particular, muy diferente al trabajo de marca personal para deportistas, y mucho más limitado que un proceso de marca personal para la reorientación profesional. Realmente nada que ver.

Piensa ¿votamos a personas o a partidos? Y ahora vuelve a pensar... ¿es lo que realmente querrías?

La política es complicada de fuera, pero mucho más lo es desde dentro. Una serie de características en la lectura del entorno y en algo tan esencial en una marca personal como lo son los valores, convierten el proceso en un camino complicado y plagado de baches y trampas.

Estaremos de acuerdo que la brecha abierta frente al bipartidismo por Rosa Díez ha supuesto un gran desgaste para su liderazgo. Esta brecha ha sido aprovechada para el asalto de Albert Rivera (se desnudez del principio y su naturalidad le están abriendo más puertas de las previstas por muchos politólogos) y Pablo Iglesias (su mensaje en contra de la casta, de los de abajo contra los de arriba era toda una declaración de intenciones) quienes advirtieron en esa brecha oportunidad y tendencia. Aunque para el análisis queda el efecto interno y social de su acción tras el 20 de diciembre.

Los partidos, los de siempre, frente a las personas, los nuevos. Un duelo apasionante para las próximas semanas.

Esta ruptura ha supuesto, además, un cambio de estilo de comunicación política "hacia fuera", al ciudadano (cercanía dialéctica, empatizar con los problemas de la gente) que sin embargo no se ha visto reflejada "hacia adentro" en el propio partido (democracia interna, primarias, listas abiertas).

Hagamos una lectura "desde fuera" del entorno en el que nos encontramos ante un plan de marca personal y desarrollo interno:

La situación del entorno político

  • Se atisba una caída de la influencia del aparato del partido. Las viejas estructuras se antojan poco operativas y están demostrando un descenso de su influencia en la sociedad y en los propios miembros del partido, que ven en el horizonte social un cambio de tendencias y de relaciones internas que necesariamente traerá nuevas fórmulas.
  • La eterna demanda de las listas abiertas. Una petición social que evidentemente no conviene a ningún partido, puesto que descentraliza el poder a riesgo de personalismos (que no serían otra cosa que el apoyo de los votantes), y que sin embargo ejercerá una presión in crescendo en los próximos años.
  • Final del bipartidismo, ya mencionado, que reformula el funcionamiento de los pactos y acuerdos, y por lo tanto la posibilidad de traicionar la confianza de los votantes o utilizar ésta para fines relacionados con la gestión del poder, por encima de los compromisos adquiridos y de la responsabilidad en la acción de gobierno.
  • Héroes locales que se salvan. Frente a la hecatombe presumible en los dos grande partidos, surgen como complemento al poder pequeños representantes que, con nombre y apellidos, por encima de cargos y responsabilidades, emergen como representantes autorizados y respaldados en base a su prestigio y a la buena reputación.

El partido

  • Exige disciplina. Posiblemente, casi seguro, no será bien recibido un proyecto de marca personal con objetivos claros y con una propuesta de cualidades y valores solventes. Todo lo que se salga del protocolo previsto puede verse como una distorsión, por lo que el candidato necesita cierto silencio y prudencia en su acción.
  • No favorece carreras personalistas, ya que desentonan con la jerarquía establecida, da alas de poder que pueden ser malinterpretadas, y sobre todo pueden hacer sombra a otras personas que se encuentran en primera línea de representatividad y gozan del favor de los que mandan.
  • Sus valores, los del partido, son negociables. Y cuando "todo tiene un precio" el ciudadano puede volverse rebelde. Hace unos años no había opciones similares, ahora sí, por lo que el castigo del voto infiel será más duro que nunca hasta ahora. Lo hemos visto con la ley del aborto de una parte y la reforma laboral de otra.
  • Estás entre amigos y enemigos. En tu proyecto internos hay compañeros, todos lo son. Pero unos compañeros serán tus amigos y aliados, lo que produce como causa efecto la competencia frente a otros, que genera enemigos internos. Como decía Winston Churchill a un joven parlamentario de su partido, "nuestros adversarios están enfrente, los enemigos los tenemos atrás".

Con todo lo visto (de forma humilde, a modo muy resumido y con una visión particular) valoramos un entorno complejo para un proyecto de marca personal para una carrera política. Pero por lo mismo es también necesario para un proyecto a medio y largo plazo.

Porque necesitamos y reclamamos políticos con valores, comprometidos. ¿Votaremos a partidos o a personas?

¿Compite Albert Rivera contra Rajoy o contra el PP? ¿Compite Iglesias contra Sánchez o contra el PSOE? ( Caso Toni Cantó para estudio)

Si te parece complicado, espera a que hablemos de algo tan olvidado y tan necesitado en un político y en su partido: la gestión de los valores.

Próximo artículo: Valores, esencia y traición. Marca personal y liderazgo político (2).

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